27 abril 2012

20 y 21-04-12 Últimas compras y vuelta a casa


Esto ya se estaba terminando, así que nos tomamos la mañana libre, cada uno a nuestro aire,  para las últimas compras. Primero nos acercamos Miguel y yo a Asakusa andando, pasado por Kappabashi donde Miguel se compró una cortina que había estado buscando desde el principio del viaje. En Asakusa, el sitio típico de comprar los regalos, había bastantes tiendas que estaban cerradas de lo pronto que llegamos. Pasaron por allí dos chiquillas que debían ser algo famosas porque las estaba grabando la televisión, y la chiquillería daba gritos, tocaba palmas y las hacían fotos… Televisiones a lo largo del viaje nos han grabado ni sé…
En Asakusa nos encontramos con el Ru, y ya los tres nos encaminamos a Ameyoko buscando camisetas chulas. No conseguimos encontrar lo que buscábamos, pero algo mercamos. Allí nos encontramos primero con Aitor, luego con José Alberto, y ya camino del hotel nos encontramos con Alejandro, que volvía de Akihabara. Según volvíamos al hotel compramos la comida para tomar luego en el tren, ya que habíamos quedado a la una para acercarnos a Noda a entrenar. Como siempre, todos puntuales menos Alien, el octavo pasajero… La sorpresa del día nos la llevamos cuando Peque nos dijo que se había atrevido a ir él solo al Shinjuku a recoger unos planos… Se ve que con la experiencia del día anterior se había crecido…
Llegamos a Noda con tiempo suficiente para el entrenamiento de Noguchi, que al igual que el día anterior nos dejó alucinados. Luego nos quedábamos al de Hatsumi sensei, pero teníamos más de dos horas muertas, así que nos recorrimos las tiendas: la de tabis, la de rollos para pintar, el supermercado, y nos acercamos al Saizeriya para ver a qué hora cerraban. Después de todos estos trámites todavía nos quedaba más de una hora así que entramos a una cafetería donde no tenían café y nos tomamos unas cervezas de medio litro, con lo que nos fuimos al siguiente entrenamiento más contentos que ni sé… Bueno, todos no. Uno se quedó perdido por el pueblo no sabemos donde y le vimos luego en el entrenamiento.
Lo de Hatsumi es caso aparte, así que antes de intentar explicarlo, me lo ahorro.  



Tras acabar el entrenamiento nos fuimos a cenar al Saizeriya, que era la última cena y nos lo habíamos ganado. Ya solo quedaba volver a Ueno en el tren y comprar el desayuno para el día siguiente… Bueno, aparte de imprimir las tarjetas de embarque y hacer las maletas…
Tras dormir cuatro horas, a las seis arriba. Como no podíamos dejar de ser fieles a la tradición hasta el último momento, los siete de siempre, tras esperar los cinco minutos de rigor, nos acercamos a la estación para coger el metro al aeropuerto. La facturación la hicimos sin problemas y cuando preguntamos, el fenómeno había facturado antes que nosotros ya que aunque llegó más de media hora tarde, cogió un tren rápido que cuesta el doble y tarda la mitad…
En el avión la anécdota graciosa se produjo cuando Alejandro me trajo su cartera para que le pasara las fotos, y al cabo de un buen rato le dije que no había podido porque no había encontrado el puerto USB... Se me quedó mirando como diciendo: este es tonto, hasta que se dio cuenta del error...

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