17 abril 2012

16-04-12 Nara y Osaka


Como hoy teníamos una hora de trayecto en tren para comenzar el día, aprovechamos para desayunar en el tren. Una vez en Nara nos encaminamos, a través de los parques llenos de ciervos, al templo de Todaiji. Antes pasamos por una pagoda de cinco pisos bastante chula, pero a estas alturas del viaje no nos llama tanto la atención.
El templo Todaiji es espectacular. Es la construcción de madera más grande del mundo y dentro alberga un buda de bronce más grande que el de Kamakura. Pero casi más que el buda impresionan las estatuas de madera que le custodian, y también las de la entrada que hay en el exterior.






Después de pasar por las distintas tiendas de souvenirs nos dirigimos al Kasuga Taisha. La ventaja de Nara es que es una ciudad pequeña y está todo a tiro de piedra. Por el camino visitamos varias tiendas, sobre todo por la cantidad de yorois que tenían expuestos. Pero la tienda donde Adela compró kimonos, esa no estaba abierta…
Este día, entre la temperatura, que no llovía y sobre todo, que no había nadie en absoluto, hizo que disfrutáramos tranquilamente de los sitios. El Kasuga Taisha es uno de los templos más antiguos, de cuando Nara fue capital de Japón. No llegamos a entrar, pero disfrutamos del entorno.



Donde sí que entramos, que fue una grata sorpresa, fue en el museo del templo. Eran dos habitaciones bastante pequeñas, pero contenían tres yoroi, dos tambores enormes y media docena de katana que hizo que hasta el momento haya sido el museo que más me ha gustado de todos lo que he visto en Japón. Estaba todo fenomenal expuesto y conservado.
A la salida del museo nos encaminamos a la estación, pero por el camino paramos a comer en un restaurante familiar, donde había un señor atendiendo y ya está. La comida, casera, estaba riquísima.
Nuestro siguiente destino, Osaka. Fuimos específicamente a ver el castillo, por lo que solamente tuvimos que hacer un transbordo. Llegamos justitos justitos, pero llegamos. Por fuera el castillo es espectacular, pero no deja de ser una reconstrucción de después de la guerra. El interior es totalmente decepcionante. Moderno, con ascensor… exposición mediocre… Nada que ver con el interior del castillo de Himeji.



Al lado del castillo había un dojo de artes marciales y estuvimos viendo a niños entrenar a kendo. Es increíble lo serios que se ponen. Y además nos pareció que el profesor de los niños más pequeños era un 8º dan que salía en un documental del National Geographic…
Y ya cubiertos los objetivos del día, de vuelta a Kyoto, donde al llegar estuve comprando unas cremitas, que lo había dejado para el final y andaba yo sudando. Cerraban la tienda a las 8 y llegamos a las siete y media. Tuvimos suerte con el tren…
Luego estuvimos dando una vuelta por la estación de Kyoto, que es espectacular, subiendo hasta el piso 11, donde hay un mirador desde el que se observa toda la ciudad hacia ambos lados… Finalmente, tras reunirnos con la gente que había ido al hotel a dejar las maletas, acabamos cenando ramen en un restaurante en la planta 10. Luego apareció Juan Alfonso, que ese día había hecho la guerra por su cuenta, yendo a visitar los castillos de Himeji y Hikone…
Terminamos como todos los días, disfrutando de nuestro último onsen en Kyoto…

2 comentarios:

  1. tanto banho, tanto banho.....debeis tener los dedos arrugados.
    no vais a ir a un karaoke?

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