09 abril 2012

08-04-12 Entrenamiento y camino a Hakone


De nuevo a las seis y media arriba. Teníamos que salir a las siete para ir a entrenar a Noda. Entre hacer el check out, llegar a la estación, comprar el desayuno, hacer los trasbordos y tal, llegamos justos al entrenamiento de las nueve de la mañana, con Seno. Había más gente de la que yo esperaba, pero es que el entrenamiento de Hatsumi era después. Aun así fue una gozada. Teníamos sitio para movernos como queríamos y pudimos entrenar verdaderamente.
Después, el entrenamiento con Hatsumi, ya hasta la bandera y donde no te puedes casi ni mover. Una vez acabado el entrenamiento nos dirigimos a una sesión de fotos al templo de Atago, donde nos recreamos de todas las maneras posibles… Y como ya se había hecho la hora de comer, el Saizeriya, que pilla el lado, fue nuestro destino final, donde pudimos dar cuenta de unas buenas hamburguesas y pasta, que había gente que ya se estaba empezando a cansar de tanto arroz…
A la vuelta a Tokyo estuvimos dando una pequeña vuelta por el parque de Ueno, viendo como la gente hacía hanami, ver las flores. Los cerezos (o lo que sean) estaban con las flores en todo su esplendor y estaba el parque abarrotadísimo de gente, unos paseando llenando los caminos, y otros tumbados o sentados en el suelo, comiendo o haciendo botellón. Familias enteras o grupos de amigos se juntan en el hanami para comer y beber bajo las flores de los cerezos, y el parque de Ueno es uno de los lugares preferidos. Así que con tanta aglomeración de gente íbamos al paso de la tartana, como si estuviéramos en una romería… 





Cuando ya nos cansamos, de vuelta al hotel, a coger las maletas y a emprender el viaje a Hakone, nuestro siguiente punto de parada. De Ueno a Tokyo en tren, de Tokyo a Odawara en shinkansen, el AVE japonés, y de Odawara a nuestro hotel, en la zona de Hakone, en autobús, llegamos a las nueve y media de la noche.
Hakone es una zona famosa por sus balnearios, y como nuestro hotel tenía un pequeño onsen, para allá que nos fuimos los ocho a bañarnos en pelota picada. El agua estaba bien caliente y fue lo mejor para quitarnos todo el cansancio del viaje y de los días de atrás. Bueno, todo todo no nos lo quitó, pero casi… 


Cenamos todos juntos en una de las habitaciones, de estilo japonés, chulísimas, una cena que habíamos pillado en el Sunkuss en Tokyo, ya que habíamos leído que el hotel estaba un poco apartado sin nada de qué surtirse en los alrededores. Y hablando y riendo se nos hizo la una de la mañana otra vez… Así que a dormir en futones sobre el suelo de tatami… Bueno, todavía no, que al llegar a la habitación me puse a trastear con mi nuevo juguetito, que para eso lo hemos comprado… Me temo que el sueño me va a pasar factura…

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