29 febrero 2024

09-08-2023. Traslado a Cat Ba.

 

Este día no tuvo mucho misterio. Después de desayunar nos llevaron en moto hasta la plaza donde salía el bus. Este bus no estaba mal. Tras unas tres horas de trayecto nos montaron en un ferry (bus incluido) para llegar hasta la isla. Cruzar nos llevaría otra media hora. Aprovechamos para salir del bus y dar un paseo por el ferry, disfrutando de la navegación. Todavía nos quedaba otra media hora dentro de la isla hasta llegar a destino.

El bus empezó a hacer distintas paradas dejando a la gente en sus hoteles. En el nuestro la chica de recepción no fue especialmente agradable, y siendo la primera (y única) vez que nos pasaba, nos llamó la atención. Estaba más interesada en colocarnos el crucero que en darnos la habitación y resolver nuestras dudas.

Aquí ya se notaba el bochorno del mar, después de varios días en el interior, y encima en las montañas en Phong Nha. Sin mucho más que hacer, y con el calor que hacía, nos dedicamos a remolonear toda la tarde. Nos acercamos a una joyería a cambiar algo de dinero, y a última hora, cuando el sol ya se escondía, dimos una vuelta por el paseo marítimo, después de ir a la agencia de viajes con la que íbamos a hacer el crucero a pagar el resto de la reserva. Solo nos quedaba cenar.



28 febrero 2024

08-08-2023. Visita de Mua Cave, barca en Trang An, templo Thai Vi, pagoda Bich Dong y valle de los pájaros.

 

Bien temprano, después de desayunar y para huir en lo posible del calor, nos acercamos en moto alquilada en el alojamiento (hoy ya sí), a Mua Cave. Al llegar a destino se nos plantificó un tipo en medio de la calle, vestido de “policía”, al que casi atropello, diciendo que no podíamos seguir y que teníamos que dejar la moto en el parking. No tuve los reflejos suficientes para esquivarle y seguir adelante, así que como ya había frenado, y aunque todavía quedaba un tramo hasta llegar al hotel donde se ubica Mua Cave, dejamos la moto allí. Esto al final nos vino bien (o mal, según se mire), ya que pudimos ver las tiendas que había de camino y que de otra manera hubieran pasado desapercibidas. Tiendas en las que a la vuelta tuvimos que entrar y comprar.

Después de comprar las entradas, y con una relativa tranquilidad, comenzamos a subir. El truco es coger una velocidad lo suficientemente elevada como para que no te eternices, pero no tan rápida como para llegar sin aliento (vaya obviedad acabo de decir). A esas horas no había demasiada gente, y el calor todavía no apretaba, así que no tardamos mucho en subir. Adela no quiso subir hasta arriba del todo y se quedó en la bifurcación para las dos cimas. Yo sí que subí, y arriba, con la brisa, se estaba estupendamente.

Adela también estaba estupendamente, a la sombra y viendo llegar a todo el mundo sin resuello. Luego subí a la segunda cima, desde donde se ve la laguna con el campo de lotos.






Había que seguir el día así que nos bajamos, y ya empezaba a subir bastante gente. Se notaba que hacía más calor. Al llegar abajo nos dimos un paseíllo por la laguna con los lotos y luego, tras hacer unas compras en las tiendas, seguimos con la moto al siguiente destino, el paseo en barca en Trang An.

Al preparar el viaje iba con dudas de dónde hacer el paseo en barca, si en el propio Tam Coc o en Trang An. Al llegar allí la duda quedó resuelta: en Tam Coc las barqueras estaban de huelga, así que nos fuimos a Trang An. Yo me lo esperaba bastante más rústico, pero está súper bien montado y organizado. Elegimos la ruta 2, y como las barcas son de cuatro plazas, nos tocó compartirla con un matrimonio español de una familia con tres hijas, que iban en otra barca.

El recorrido nos gustó muchísimo, y como íbamos de charleta con el otro matrimonio pasamos un rato estupendo. Incluso pudimos ver varios zampullines al final del recorrido.









Nos acercamos a comer al pueblo, ya que el siguiente punto estaba bastante cerca: el templo Thai Vi. Después de lo que habíamos visto hasta ahora, este templo nos decepcionó un poco. A mi modo de ver, no merece la pena la visita. Le salvó un poco que estaban haciendo una ceremonia, pero poco más.


Desde aquí enfilamos a la pagoda Bich Dong, donde visitamos sus tres niveles. Sin ser gran cosa, no estuvo mal. Como pasa en muchos de estos sitios, es mejor el entorno que la pagoda en sí.




Y ya, por último, y un poco fuera de hora, nos acercamos al valle de los pájaros Thung Nham. Llegamos por los pelos, ya se estaba haciendo de noche, pero además yo elegí dar la vuelta al lago por el lado equivocado, un lado que no tenía salida, así que cuando quise coger el camino bueno ya era casi de noche. Fue un poco frustrante que por mi mala cabeza no lo pudiéramos ver bien. Por lo menos el camino hasta llegar al valle fue bastante chulo.



De vuelta en el pueblo devolvimos la moto y nos acercamos a cenar. Al día siguiente teníamos traslado de nuevo.

27 febrero 2024

07-08-2023 Llegada a Ninh Binh y visita de Động Am Tiên, ciudadela de Hoa Lu y pagoda Bai Dinh

 

Cuando salimos de la estación, pasamos de coger un taxi. Nos pedían precios prohibitivos. En su lugar pedimos un transporte a través de Grab. Resultó ser un taxi. Teníamos el alojamiento en la zona de Tam Coc. Nuestro plan inicial era alquilar una moto en el alojamiento, de nuevo, para acercarnos al conjunto de templos de Bai Dinh, pero después de la mala experiencia del día anterior no quisimos repetir y hablando con la dueña del alojamiento alquilamos un coche con conductor para que nos llevara, ya que estaba algo lejano.

La primera parada la hicimos en Dong Am Tien, un lago situado en el interior de una montaña al que se llega atravesando un túnel. Subimos hasta los templos/miradores que hay en los extremos y le dimos la vuelta al lago. Había leído opiniones encontradas respecto a este sitio, pero a nosotros sí que no gustó.




De aquí nos acercamos a la ciudadela de Hoa Lu, de dónde me esperaba algo más. No tiene demasiado para ver.


Cuando terminamos comimos en un restaurante allí mismo, en la entrada a la ciudadela, pero no acertamos con el sitio. No fueron capaces de traernos la comida sin pepino. Y eso que lo escribí en el traductor. Puede que no supieran leer. Y de aquí ya fuimos al conjunto de Bai Dinh. Es un poco de cartón piedra en el sentido que es todo nuevo y un poco artificial. Aún así nos gustó bastante. Apenas coincidimos con gente, no sé si por haber llegado tan tarde. Cogimos la entrada con el cochecito eléctrico incluido, y no me quiero imaginar lo que tendría que ser hacer todo andando. Al final se nos acabó haciendo prácticamente de noche.











Llegamos al hotel totalmente de noche, pero nos metimos un ratito en la piscina, para relajarnos del calor del día. Luego nos acercamos a la zona de restaurantes, pasando por los camiones-discoteca escandalosos. Una vez que sales de la calle principal, llena de restaurantes, el pueblo no tiene nada más, así que tras cenar nos dimos otro paseo al hotel, a descansar en una cama después de la noche de tren.

26 febrero 2024

06-08-2023. Visita de Paradise Cave, Jardín Botánico y tren nocturno hasta Ninh Binh.

 

Después de un desayuno bastante casero en el hostal, alquilamos una moto en el alojamiento. Aunque esta vez no tuvimos demasiada suerte. Nos tocó una bastante cascadilla. Además la rueda de delante no estaba demasiado bien inflada, y cada vez que pillábamos un bache, bastante frecuentes por esas carreteras, se golpeaba la llanta contra el suelo. La conducción de esta manera era un poco brusca e incómoda. Nuestro destino se encontraba a unos 30 km. No estaba ahí al lado. Si a eso le sumamos que este día había bastante aire, el trayecto se hizo muy pesado.

Cuando llegamos a destino Adela tenía un dolor de cabeza terrible, y mucho mareo. Tanto es así que la visita a la cueva la hice yo solo. Una vez que llegas a la taquilla puedes escoger en que te lleven en carrito eléctrico o ir andando. Aunque compres la entrada con carrito, la subida no te la quita nadie. Solamente te ahorra un tramo de camino asfaltado de un par de kilómetros. Cuando Adela vio la cuesta que tocaba subir dijo que fuera yo, que ella se quedaba descansando. Yo subí a toda prisa, adelantando cadáveres de gente que había perdido el resuello, y las cuevas las vi de aquella manera, más preocupado por volver pronto y que Adela no tuviera que esperar, que de disfrutar de la visita. Es por eso que no tengo muchas fotos.

Estas cuevas son más grandiosas que las de Phong Nha, pero menos bonitas. Aunque el camino de bajada estaba indicado por unas escaleras, preferí meterme por “dirección prohibida”, y volví por el mismo camino de subida, por la rampa, mucho más cómodo y que a esas horas apenas tenía gente.

Al llegar abajo Adela estaba todavía bastante a medias. Estuvimos valorando que ella se volviera en coche, para ir más tranquila, y yo solo con la moto, pero finalmente entre que no había muchos taxis, que no quería quedarse sola, y que nos tomamos unas bebidas en un chiringuito, lo que le permitió descansar un rato más, enfilamos con bastante más tranquilidad y cuidado el camino de vuelta.

Como a 7 km. antes de llegar a Phong Nha está el llamado jardín botánico. Ahora Adela se encontraba algo mejor, y fue ella la que quiso entrar. Tras pagar la entrada te dan una mierda de fotocopia de plano en el que no se ve nada, con los recorridos que se pueden hacer, y para adentro. Aquí el que no disfruté nada fui yo. Era un sendero por una vegetación muy densa, que a mí me agobia muchísimo. Entre el calor, la humedad y los bichos (y posiblemente la tensión de la conducción que llevaba), se me hizo agotador.

Se nos había hecho algo tarde para comer, así que después de tomar algo de bebida en el jardín, y ante el escaso atractivo de la carta por mi parte, volvimos al alojamiento para comer allí, por la buena atención que tuvieron durante nuestra estancia.

Aunque ya habíamos hecho el check out en el hotel (teníamos tren nocturno esa misma noche), tuvieron la amabilidad de dejarnos una habitación para ducharnos, y yo le eché un poco de morro, y como vi unas literas, le pregunté si me podía echar la siesta. No miré si estaban limpias o sucias. Con toda la tensión del día caí grogui.

Al igual que la tarde del día anterior, sin mucho más que hacer, optamos por la misma rutina: paseo y masajes. Como íbamos bien de tiempo, Adela incluso se hizo la pedicura. Por fin, a última hora, el dueño del hostal (que hasta entonces no habíamos conocido), nos llevó en su coche hasta la estación de tren de Dong Hoi, como a una hora de camino. El tren, a las doce de la noche, llegó con casi una hora de retraso. Entre el cansancio, la hora, y el bochorno que hacía en la estación, casi nos quedamos dormidos allí mismo. Por fin todo se puso en marcha y nos avisaron de salir a los andenes. Para asegurarnos tranquilidad yo había conseguido reservar un habitáculo para nosotros solos, por lo que una vez que tomamos posesión, no tuvimos interrupciones en mitad de la noche. Adela dice que es el día que mejor durmió de todo el viaje.


25 febrero 2024

05-08-2023. Traslado a Phong Nha y visita de sus cuevas.

 

Me reitero en que Vietnam es un país cómodo de hacer sobre la marcha. De nuevo habíamos vuelto a reservar el traslado a la siguiente ciudad a través de la recepción del hotel. Se trataba de una excursión de ida y vuelta en el mismo día, pero que nosotros aprovechábamos para quedarnos allí. A mitad de camino pasamos por el santuario marino de La Vang, una parada que nosotros no teníamos pensado hacer, no teníamos ni idea de que existía, pero bueno, no estuvo mal y nos sirvió para estirar las piernas.


Un poquito más adelante nos pararon de nuevo, lo que es subir y bajar, a ver el puente que en su día delimitaba la frontera entre Vietnam del Norte y del Sur, antes de la unificación.

Y por fin, tras unas cuatro horas de camino, llegamos a Phong Nha (léase FongÑa). Teníamos el traslado incluido al alojamiento, pero lo que no sabíamos era que el traslado iba a ser en moto. Así que mandamos al muchacho que vino a buscarnos en un primer viaje con parte de las maletas, mientras nosotros nos quedábamos con el resto de maletas. Luego vino a hacer un segundo viaje con las que faltaban, y un amigo del chico nos dejó su moto para hacer los 500 m. que había del embarcadero, donde nos había dejado el bus, hasta el alojamiento.

Después de tomar posesión de la habitación tuvimos que tomar la difícil decisión de o bien comer o bien ir a las cuevas. Así que aunque fue duro, ya que habíamos madrugado para coger el bus, y por tanto desayunado pronto, nos acercamos de nuevo al embarcadero para hacer la excursión de las cuevas de Phong Nha.

Al llegar a la taquilla nos preguntaron si queríamos ir solos en un barco, o compartido. Aunque la diferencia de precio no era mucha, nos pareció una bobada pagar de más. Tuvimos que esperar cinco minutos a que llegara un grupo con dos huecos libres, en los cuales nos acoplamos. Eran todos nacionales, hablando muy alto. En seguida una señora mayor con mucho brío nos “adoptó”, y mediante señas y un perfecto vietnamita nos iba dando instrucciones.

Después de algo menos de una hora de trayecto en barco, llegamos a la cueva. Aquí la visita la hace cada uno por su cuenta. Nos llevó casi otra hora. Nuestra guardiana protectora nos esperaba, pendiente de que no nos fuésemos con otro grupo.







Ya de vuelta en el pueblo comimos como pudimos en el mismo hotel, y tras una reparadora siesta y sin mucho más que hacer (el pueblo no es más que una calle, por no haber, no hay ni tiendas de recuerdos), nos dedicamos a darnos unos masajes, que sin ser estupendos, no estuvieron mal.

Después del masaje fuimos a cenar y aprovechamos para ver la actuación de mi cuñada en el móvil, que participaba en un certamen de danza en Tarragona y lo pudimos ver en directo.