09 abril 2012

09-04-12 Hakone


Otro día que duermo menos de cinco horas… Como la habitación era tradicional no tenía persianas, y en cuanto empezó la claridad me desperté. El desayuno estaba incluido y no estuvo nada mal. Lo mejor fueron las vistas, con el monte Fuji al fondo y el inicio del día despejado.


Después de enviar las maletas por un servicio de equipajes a la estación de Hakone-Yumoto para no tener que estar cargando con ellas todo el santo día nos acercamos a Togendai, diez minutos andando desde el hotel, para pillar el crucero turístico por el lago Ashi. 



Después de una travesía de unos 25 minutos en los que hacía un aire terrible llegamos a nuestro primer destino, Hakonemachi. Allí estuvimos viendo el Hakone Check Point, un puesto de control aduanero del antiguo camino del Tokaido. Estaba bastante bien ambientado y reconstruido. Con la entrada a este recinto también estaba incluido otro recinto, un museo del vestido, donde lo más interesante eran unos yorois muy chulos y alguna que otra arma extraña… 





De aquí seguimos andando por la orilla del lago hasta el punto donde volveríamos a coger, Moto-Hakone. Nos llevó un ratillo pero mereció la pena, un agradable paseo entre árboles. Es un sitio donde hay unas buenas vistas del fuji, con un torii en el agua. A estas alturas el monte se estaba empezando a cubrir y no pudimos sacar las fotos como nos hubiera gustado.
Aquí tuvimos que esperar un rato, ya que cuando llegamos el barco acababa de zarpar, así que aprovechamos para comprar en un 7-eleven algo para comer, y dimos buena cuenta de ello sentado en unos escalones frente al lago. Fue terminar de comer y ya venir el nuestro, así que emprendimos el camino de vuelta hacia Togendai. Aquí, desde el mismo complejo donde pillamos el ferry, cogimos el teleférico para el viaje de vuelta. La siguiente parada fue Owakidani, una zona volcánica con emanaciones sulfurosas, que por tanto olía a demonios, y donde eran típicos los huevos negros. Los hacían en las aguas con azufre y quedaban de ese color asqueroso. Pero luego sabían igual que los normales, según cuentan los que los probaron (yo no). Aquí hacía un viento terrible, de casi no poder andar… afortunadamente, ya que así se iban antes los vapores insalobres…


Desde aquí tuvimos que ir en tren de cremallera, un par de paradas por la ladera de la montaña hasta Gora. Lo siguiente fue tomar otro tren burra que iba para adelante y para atrás según iba bajando por la montaña, hasta llegar a Hakone-Yumoto, donde recuperamos nuestras maletas. De nuevo otro tren regional hasta Odawara, para pillar el shinkansen que nos llevara a Kyoto… Como se puede ver tuvimos que enlazar hasta cuatro tipos de tren distintos.
En Odawara tuvimos que estar esperando más de hora y media al shinkansen así que aprovechamos para ver el castillo, que pillaba bastante cerca. 



Compramos de nuevo una cena en un combini y nos la zampamos en el shinkasen, tan tranquilamente, para así, al llegar a Kyoto, poder no salir del hotel y quedarnos a descansar de una vez, que el cansancio (y sobre todo la falta de sueño) empezaba a hacer mella…
Como conclusión de la excursión a Hakone: contento de haberla hecho, muy contento de haber podido ver el monte Fuji sin niebla, pero una vez hecha, no repetiría otra vez…

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