29 noviembre 2011

13 al 15-08-11 Los últimos de Lima

Y ya el viaje estaba llegando a su fin. Nos llevaron del hotel al aeropuerto, por supuesto que en un taxi seguro, y después de un cómodo vuelo llegamos de nuevo a Lima, donde una vez más, gracias a nuestra amiga Angie, otro taxi seguro nos esperaba allí. En Lima ya nos dedicamos a comer y beber, básicamente. Pudimos comprobar en nuestras carnes (y nuestro paladar) las bondades de la rica cocina peruana, una cocina basada en la fusión pero donde los ingredientes tradicionales son fundamentales. Pudimos probar de todo, carnes, pescados… Lo que más me gustó: los rollitos de sushi mezcla de varios estilos. Aunque he de decir que el ají de gallina (que no pedí pero probé) estaba también exquisito. Y los postres, por supuesto…

Ají de gallina

Lomo saltado (que no salteado)

Corvina con miel de jerez
Anticucho de ternera


Angie y Nacho, nuestros perfectos anfitriones, comiendo Gabriella y Atún al aroma tres pimientas

Pero no todo fue comer. Algún pisco sour más cayó…
Y entre medias, algún que otro paseíllo para disfrutar de la noche limeña. Del puente a la alameda, menudo pie la lleva, por la vereda que se estremece… Visitamos la plaza la armas, con su catedral, bien iluminada por la noche, alguna iglesia de los alrededores, todo lleno de gente y de vida, como una ciudad debe ser. 


También, acompañado de Nacho, pude visitar el museo nacional de Antropología, pero me decepcionó un poco.


Angie, además de todo lo que había hecho, tuvo la amabilidad de cogerse vacaciones para estar con nosotros el último día (bueno, yo creo que fue para irse de compras con Adela, ejem…).
Y así se terminó, de vuelta al aeropuerto, de nuevo viaje largo y sin casi pensarlo (como ya he dicho tengo dificultades en dormir en los aviones, jeje) de vuelta a casa y a preparar el siguiente, por supuesto…