12 agosto 2013

02-08-13. Despedida de Swazi y llegada a Mozambique.


A qué hemos venido a Swazi? A ver rinos. ¿y qué es lo que hemos hecho? Pues ver rinos. Teníamos contratado un Rhino Drive, del que nos habían dicho que sería un 80% conduciendo y un 20% andando. Eso sería normalmente, siempre que no hubiera peligro en los alrededores. Nosotros haríamos un 60-40… Pero bueno, antes de adelantar acontecimientos, al despertar estaban los impalas desayunando en la puerta de la cabaña… Una gozada auténtica. 




A las 6:30, puntuales, acudimos a nuestro drive. Éramos Adela y yo solo con el guía. Nos iba explicando las características de los animales, que esta hora no es la mejor para hacer el drive, que es mejor por la tarde, que a estas horas casi no se ven… cuando en de repente, al doblar una curva, al lado del camino, ahí están. Tres ejemplares. Ahora es cuando llega el momento de bajarse del land rover, sin hacer mucho ruido irse acercando, acercando, hasta que estás realmente cerca de ellos. Como son casi ciegos no te ven, pero están atentos con el oído. 



Y llega un momento en que te acercas y se ponen en pie, pero no hacen nada. Te acercas un poco más, ya un poco acongojado (no leáis lo que no he escrito), y tras un rato, das media vuelta. Entonces es cuando te empiezan a seguir, despacio, para ver lo que eres. 




En fin, una impresión sí que me llevé. Pero fue una experiencia alucinante. El guía, para protegernos de los rinos, llevaba un palo de madera. Muy útil, le dije yo. Pero es verdad. Cuando nos fuimos empezó a golpear con el palo en la hierba, y los rinos se asustaron y salieron corriendo. 

Repetimos la jugada un poco más adelante, pero esta vez con unas jirafas. 



A la hora y media, que es lo que dura esto, de vuelta al campamento para zampar un desayuno rico rico. Y sin más dilación, ponernos en camino, que según san google teníamos ocho horas de carretera por delante para hacer 600 km…
Bueno, eso es lo que me hubiera gustado a mí. Finalmente fueron doce y media. Nada más cruzar la frontera, o más bien al cruzar la frontera, ya te das cuenta que las cosas funcionan de otra manera, digamos, más relajada… Estábamos solos, nosotros y una pareja francesa de mochileros a los que estábamos acercando a Maputo. Tardamos tres cuartos de hora. Y no porque hubiera ningún problema. De hecho, fue todo rodado… Simplemente, van a otro ritmo… Eso sí, te cobran 82$ de visado, como no te cobran en ningún sitio… Te ponen un cartelón azul de publicidad detrás para hacer fondo para la foto… Vas al baño, va Adela al baño… Siguen… Y eso, que tres cuartos de hora.
Luego, la entrada y la salida de Maputo, un infierno. Tráfico yo no he visto cosa igual… Dicen de los países árabes… Dos horas para hacer 60 km. Y para rematar, cuando ya estamos saliendo de Maputo, control policial. Carnet de conducir. Toma. No este no, el internacional. Toma. Papeles del coche. Toma. Control de frontera. Toma. Triángulos y chaleco reflectante…. Esto… No sé si llevo… Pues nada, lo miras, y como no llevas chaleco, multa al canto… Vamos, en cuando el tío vio que éramos blancos conduciendo un coche de Sudáfrica, a por nosotros fue, que nos paró expresamente, se notó a la legua… Y nada, a la oficina, donde te dicen que 1000 meticais (unos 25€), pero que no te pueden dar recibo, porque si te dan recibo tienes que ir a pagar la multa a Maputo (una película que te tienes que tragar encima poniendo cara de tonto, de no entiendo nada…) y que sí, que pagas, pero que no te dan recibo, que ya se quedan ellos con el dinero… Y que no me olvide de comprar el chaleco, que como me vuelvan a parar, me la vuelven a clavar…
Y me pararon, vaya si me pararon… otras cuatro veces… En la siguiente (que todavía no me había comprado el chaleco, no vi ningún sitio) me pidieron los papeles de la frontera, y ya está. En la tercera, que dónde iba (aquí ya tenía el chaleco), y ya está. La cuarta fue una mujer gordota, que me dijo: nao correr, eh, nao correr… No, no… Y me avisó, que arriba hay un radar y como corras te multa… No, no corro. Gracias. Y me dice: oye no tienes algo para comer. Y Adela le saca unos caramelos, y ella tan contenta… El último, cuando ya llevaba once horas conduciendo y estaba hasta más arriba. Donde vas. A Tofo. Abre el maletero. Toma. Qué llevas. Ropas. Los turistas siempre van a Tofo y dejan allí el dinero, y a nosotros no nos dejan nada… Dame algo… Eh?... Sí, dame algo de dinero para comprarme algo ahí enfrente (señala el bar del pueblo). Total, que meto la mano en el bolso de los billetes pequeños (siempre llevo el dinero repartido en los bolsos según el tamaño de los billetes, así metiendo la mano en según qué bolso, ya sabes lo que vas a sacar), le doy 20 meticais, unos 0,5 €, y el tío tan contento…
Bueno, en esto que al final, llegamos, y directamente a dormir en nuestro alojamiento, en Casa na Praia, que estaba reventadico… Para variar, al día siguiente tenía que madrugar.

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