15 septiembre 2015

17-08-15. Mkuze, otra agradable sorpresa.

Todo lo que el día anterior por la noche era incógnita y oscuridad, de día se veía de otra manera. Volvimos a llenar de gasolina el coche en Mkuze pueblo y ya directamente entramos en el parque… bueno, casi directamente, tras conducir 25 km por unos caminos de cabras que estaban peor que los propios caminos del parque (y aquí no fue culpa del gps). 


Aquí tienen la peculiaridad de que el campamento no es cerrado, por lo que al pasar por él vimos varios animales dentro, sobre todo nyalas. Empezamos a deambular por los caminos, buscando los hide, pero el primero que vimos estaba cerrado por mantenimiento. 




Íbamos viendo distintos animales hasta que llegamos al siguiente hide, Masinga, que fue sin duda una de las joyas del viaje. Situado sobre una charca, los animales se acercaban continuamente a beber. Dos horas estuvimos viendo el espectáculo, igual que un documental pero en directo. Muchísimos nyalas, impalas, ñus, cebras, kudus… Una auténtica gozada. Vimos auténticos profesionales de los hide, que se llevaban hasta su cojín para estar cómodos, y el termo con agua caliente para prepararse un té que hiciera la espera más amena.

















Desde aquí nos acercamos a Nsumo Pan, una enorme charca de donde había leído buenas críticas, pero que a nosotros no nos llamó especialmente la atención, ensimismados como estábamos con el otro hide. Los animales que vimos estaban demasiado lejos, y tampoco tuvimos la paciencia de esperar a que llegaran, pensando sobre todo que vendrían por la orilla contraria y seguirían lejos, igualmente.




Seguimos por los caminos mientras se nos hacía la hora de ir al campamento. Vimos nuestro primer elefante, un ejemplar solitario, y yo, que con el miedo que me daban (sí, me daban mucho miedo, ahora solamente les tengo respeto) ni me paré para la foto de rigor. Hicimos el check in y mientras Adela se quedaba descansando yo me acerqué a otro hide de los alrededores, esperando a ver algo similar a lo de la mañana. Pero ni de lejos… Casi vio más cosas Adela en el alojamiento, puesto que se acercaron varios nyalas. 





Llegué al alojamiento prácticamente de noche y aprovechamos para leer hasta la hora de cenar. Nos acercamos a pedir algo a una caseta frente a nuestra cabaña. Hola, quería sidra. Cómorrrr? Sidra, saider, sider… esto que pone aquí en la lista que dice que tenéis… Ah, de eso no hay. Bueno, pues beer… De eso tampoco hay. Bueno, pues dame un powerade de ese que tienes ahí de color azul radiactivo, que tiene pinta de ser sanísimo… Y para cenar quiero lasaña. Tampoco tenemos. Pues aquí pone que sí hay. Ya, pero no tenemos. Bueno, pues una burguer (dicho esto con mi mejor acento angloespañol…) Lo cualo? Burguer, burguer, una burguer… Menos mal que una amable señora que estaba esperando para pedir lo tradujo… baaga, quiere una baaga… Aaahhhh, ya entiendo… Así que eso fue lo que cenamos.

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