24 noviembre 2025

27-08-2024. Tour Contrastes, Chinatown. DUMBO, puente de Brooklyn y Top of the Rock.

Hoy teníamos el día cargadito de actividades, así que nos pusimos en marcha bien temprano. Habíamos quedado a las ocho con el famoso Andrew en la estación de Grand Central Terminal para hacer el tour de contrastes. Coincidimos con otra familia de cuatro miembros, y visitamos algún graffiti en el Bronx, donde nos contó la historia del barrio, vimos el estadio de los Yankees, el barrio judío (donde no hicimos fotos) y alguna cosa más que no recuerdo. La verdad es que se nos hizo un poco tostón. No digo que sea mal guía, ni mucho menos, pero sí que su ritmo y el nuestro no coincidieron. A las dos y media de la tarde nos dijo que todavía nos quedaban un par de horas, así que le dijimos hasta luego y seguimos por nuestra cuenta.







Aunque todavía nos quedaban un par de días, ya casi se nos estaba acabando el viaje, y aún no habíamos hecho una de las cosas más importantes: comprar regalos para la familia. Yo le decía a Adela, espera a Chinatown, espera a Chinatown, y por fin hoy era el día. Así que después de comer algo de sushi a las cuatro de la tarde estuvimos recorriendo las tiendas de souvenirs, cargando con bolsas que me iba atando a la mochila, que parecía un árbol de navidad.


De nuevo volvimos a cruzar a la zona de DUMBO, para ver el ambiente desde esa parte y tomar la famosa foto del Empire State entre las columnas del puente de Manhattan, mientras esperábamos que se hiciera de noche para cruzar andando el puente de Brooklyn. Para calcular la hora nos sirvió mucho la experiencia de un par de días antes, cuando hicimos el crucero por el río. El paseo nos gustó mucho.








Una vez que llegamos de vuelta a Manhattan pillamos un metro para dejar todas las compras en el hotel, y sin solución de continuidad volvimos a salir para la segunda de las actividades que íbamos a hacer con la tarjeta Go City: El Top of the Rock. Mucha gente comenta que lo suyo es subir a dos de los miradores de Nueva York, uno de día y otro de noche, y la verdad es que es una recomendación de lo más acertada.



Por si no habíamos tenido suficiente, al salir del mirador nos acercamos a ver el Lincoln Center, que a esas horas estaba vacío. Acabamos llegando al hotel a más de las doce de la noche.




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