27 noviembre 2025

30-08-2024. MoMA, intento de funicular y vuelta a casa.

Último día de las vacaciones. Teníamos el vuelo a las 20:45, y aunque tradicionalmente Adela daba por perdido el día del viaje, todavía teníamos varias horas que yo quería aprovechar. Así que nos fuimos a ver el MoMA. Estuvimos poco más de una hora, y nos gustó mucho. Aunque nos gusta ver museos, no somos muy entendidos. Así que cuando vemos un cuadro conocido, nos hace ilusión.









Después de esto mi plan era visitar la isla de Roosevelt, más que nada por coger el teleférico, pero las paradas que anunciaba el autobús que nos llevaba tenían un desfase, así que no nos bajamos donde nos teníamos que haber bajado. Cuando me di cuenta por el gps del teléfono, ya estábamos en casa Cristo, y no me quise arriesgar a que se nos hiciera tarde. Optamos por acercarnos a la Friends Experience, que quedaba bastante cerca de nuestro hotel, y aunque no entramos, por lo menos lo vimos desde fuera.


Finalmente con un poquito de adelanto sobre el horario previsto llegamos al hotel a recoger las maletas y salir hacia el aeropuerto. No quería yo tener problemas de ir justos, sobre todo cuando Adela había accedido a hacer mi plan. Y menos mal, porque el tren que nos llevaba al aeropuerto se bifurcaba una estación antes, y nos fuimos para otro sitio. Una señora, al vernos con las maletas nos avisó, que nos teníamos que haber bajado, así que tuvimos que ir a la siguiente estación, coger uno en dirección contraria y volver a enlazar con el tren correcto. Todo se solventó sin problemas, pero la pudimos haber liado bien. Así acabó nuestro viaje, sin problemas y muy contentos con las experiencias vividas. Sobre todo Adela, que siendo un país que no le atraía demasiado, volvió encantada.

26 noviembre 2025

29-08-2024. Museo de Historia Natural, Central Park, Chinatown y musical.

Hoy íbamos a gastar la tercera de las entradas con la tarjeta Go City, lo que ya justificaba su compra. Y lo íbamos a hacer en el Museo de Historia Natural, al que yo tenía muchas ganas. Cuando llegamos fuimos directos a ver los fósiles de dinosaurios y claro, Adela, que no se esperaba nada de eso, se quedó alucinada.







Luego estuvimos un rato viendo los dioramas que salen en la película Una noche en el Museo, que estaban entretenidos, y también la parte de pueblos del mundo, pero nos pareció demasiado genérico y no nos gustó mucho. Ya cansados salimos caminando hasta el cercano edificio Dakota, para a continuación entrar en Central Park y hacer el típico recorrido: el mosaico de Imagine, el lago con sus barquitas, la fuente Bethesda, la estatua de Alicia en el país de las maravillas, y la estatua de Andersen.








Desde aquí nos pasamos por la taquilla de entradas a musicales que hay en Times Square, ya que era nuestra última noche y queríamos despedirnos a lo grande. Después de valorar distintas opciones decidimos ir a lo seguro y elegimos el clásico Chicago. No nos quedaba mucha tarde, ya que el musical comenzaba a las siete, así que fuimos de nuevo a Chinatown a rematar las compras que habían quedado pendientes, para acabar comiendo en un McDonalds a las cinco de la tarde. Tuvimos el tiempo justo para pasar por el hotel a dejar las compras y arreglarnos mínimamente para llegar a la función. Era mi primer musical, y tengo que decir que me gustó más de lo que esperaba. Adela, que había visto la peli, me iba contando el argumento. Nuestra última cena en Nueva York no fue nada glamurosa. Cogimos unos bocadillos en la tienda de ultramarinos de la esquina.



25 noviembre 2025

28-08-2024. Ferry a Staten Island, distrito financiero y más compras.

Después de la paliza del día anterior, hoy nos tomamos las cosas con más calma. Acabamos llegando a la terminal de ferrys a las diez y media. Justo cuando llegamos, en nuestras narices, nos cerraron el acceso al barco, así que nos tocó esperar veinte minutos hasta el siguiente. Al subir de los primeros pudimos escoger sitio para sacar unas buenas vistas de la estatua de la libertad. Adela prefirió quedarse dentro, para que no le diera mucho el aire.



Cuando llegamos a Staten Island, como ya digo que nos lo tomamos todo con bastante calma, estuvimos un par de horas dando una vuelta por el outlet que hay allí mismo, donde cayeron algunos regalos. Si a la ida mi prioridad era sacar la estatua de la libertad, para la vuelta fue conseguir buenas panorámicas de Manhattan, según nos íbamos acercando.



Una vez de vuelta comenzamos a pasear por la zona financiera. El primer destino fue el charging bull, donde nos llamó la atención la larguísima cola de gente que esperaba para tomarse una foto. Nosotros no teníamos intención de hacer la foto, pero estuvimos un rato viendo el ambiente. En estas se me acerca un paisano y empezamos a comentar la jugada, primero en inglés y luego en castellano, ya que era un valenciano que llevaba 30 años viviendo en Nueva York, y me contó que la gente se hacía esa foto, para él un poco chorra, y que obviaba lo que había alrededor, como el edificio que hay justo al lado del toro, y que era donde la naviera del Titanic tenía sus oficinas, y fue donde se dieron las primeras noticias del naufragio, y la gente acudía para tener noticias de sus familiares. Se pueden ver unos relieves de barcos en su fachada. O también el edificio que hay detrás del toro, museo de los indios americanos, y donde entramos para ver el salón principal. También intentamos entrar en algún otro portal con decoración bonita, pero en la mayor parte fueron bastante bordes.



El siguiente punto de visita era la Trinity Church, que más que una iglesia ahora parece un museo, a raiz del 11-S. Hablando del 11-S, nos acercamos a la zona cero, donde se encontraban las torres gemelas, pero solamente vimos los fosos, sin ninguna intención de visitar museos del atentado.




Yo sé que para mucha gente la experiencia culinaria tiene un peso muy importante en la organización de sus viajes, y hace coincidir comer aquí o allá dentro del recorrido. Para nosotros no tiene la misma importancia, y no priorizamos esto, así que casi siempre acabamos comiendo en el primer sitio que pillamos, que en este caso fue el siempre socorrido Burger King, a las tres de la tarde.

Desde aquí nos acercamos al centro comercial de Century 21, donde yo creo que éramos todos turistas, y algo compramos. A continuación pasamos por el Oculus Center diseñado por Calatrava, que personalmente, sin ser gran fan de este tipo, me gustó bastante.





Como llevábamos un día bastante comprón, decidimos continuar con la dinámica y marchamos para el Nike Clearance Store que hay en Flushing Queens. Tardamos una hora en ir y otra en volver. Además dio la casualidad de que por esas fechas estaban celebrando el US Open, y coincidimos en el metro con mucha gente que iba a Flushing Meadows, perfectamente vestidos para la ocasión, de punta en blanco. Desentonaban un poco con el atuendo del resto de pasajeros. Rematamos el día cenando en la pizzería del barrio.

24 noviembre 2025

27-08-2024. Tour Contrastes, Chinatown. DUMBO, puente de Brooklyn y Top of the Rock.

Hoy teníamos el día cargadito de actividades, así que nos pusimos en marcha bien temprano. Habíamos quedado a las ocho con el famoso Andrew en la estación de Grand Central Terminal para hacer el tour de contrastes. Coincidimos con otra familia de cuatro miembros, y visitamos algún graffiti en el Bronx, donde nos contó la historia del barrio, vimos el estadio de los Yankees, el barrio judío (donde no hicimos fotos) y alguna cosa más que no recuerdo. La verdad es que se nos hizo un poco tostón. No digo que sea mal guía, ni mucho menos, pero sí que su ritmo y el nuestro no coincidieron. A las dos y media de la tarde nos dijo que todavía nos quedaban un par de horas, así que le dijimos hasta luego y seguimos por nuestra cuenta.







Aunque todavía nos quedaban un par de días, ya casi se nos estaba acabando el viaje, y aún no habíamos hecho una de las cosas más importantes: comprar regalos para la familia. Yo le decía a Adela, espera a Chinatown, espera a Chinatown, y por fin hoy era el día. Así que después de comer algo de sushi a las cuatro de la tarde estuvimos recorriendo las tiendas de souvenirs, cargando con bolsas que me iba atando a la mochila, que parecía un árbol de navidad.


De nuevo volvimos a cruzar a la zona de DUMBO, para ver el ambiente desde esa parte y tomar la famosa foto del Empire State entre las columnas del puente de Manhattan, mientras esperábamos que se hiciera de noche para cruzar andando el puente de Brooklyn. Para calcular la hora nos sirvió mucho la experiencia de un par de días antes, cuando hicimos el crucero por el río. El paseo nos gustó mucho.








Una vez que llegamos de vuelta a Manhattan pillamos un metro para dejar todas las compras en el hotel, y sin solución de continuidad volvimos a salir para la segunda de las actividades que íbamos a hacer con la tarjeta Go City: El Top of the Rock. Mucha gente comenta que lo suyo es subir a dos de los miradores de Nueva York, uno de día y otro de noche, y la verdad es que es una recomendación de lo más acertada.



Por si no habíamos tenido suficiente, al salir del mirador nos acercamos a ver el Lincoln Center, que a esas horas estaba vacío. Acabamos llegando al hotel a más de las doce de la noche.