03 abril 2014

15-03-14 Shiraz


El día de hoy nos ha resultado un poco abigarrado, tanto por la cantidad de cosas que hemos visto como por la decoración de las visitas.
Hemos comenzado en el palacio (ahora reconvertido en museo) de Naranjestan (entrada 150.000), edificado en 1870 por los gobernantes kajares de turno. Estos gobernantes, aparte de afanarse en destruir las edificaciones de épocas anteriores, construyeron las suyas con un gusto un tanto dudoso. Se preocuparon tanto por la decoración que resulta excesiva bajo cualquier punto de vista. En este palacio hay estuco, espejos, marquetería, pintura, azulejos… pero tan recargado que en lugar de parecer bonito es un horror (o a mí me lo pareció). Nos comenta Azi que hay mucha influencia europea. Si las dinastías anteriores introducían un color en los azulejos, cada uno representando un elemento de la naturaleza, por ejemplo el beige de la arena, o el amarillo del sol, los kajares introducen nuevos colores sin ningún sentido, predominando el color rosa.






En la misma calle, un poco más adelante, tenemos la mezquita Nasir-al-Molke (entrada 30.000). Al igual que el edifico anterior es de época kajar. Se comenzó a construir en 1878 siguiendo el patrón del palacio. El patio de la mezquita está profusamente decorado, incluso con escenas de palacios europeos, un poco fuera de sitio en este recinto. Además, al contrario de las mezquitas tradicionales, donde la decoración más trabajada se dejaba para el mihrab, aquí se utiliza por igual, y si te descuidas, el mihrab está menos decorado que el resto. La sala hipóstila de esta mezquita es pequeña, las columnas copiadas de otra mezquita que veremos posteriormente, como si su función no fuera el rezo sino la apariencia. Como elemento curioso de esta mezquita tenemos un pozo de toro, en el cual se usaba un animal, que andaba por un pasillo, para tirar de la cuerda del pozo.



La siguiente parada es una escuela teológica (por supuesto, del Corán). Es una escuela que se utiliza en la actualidad, y adonde viene gente de los países de alrededor a estudiar. Nos comentaba que tenía bastante fama.

A continuación nos metemos en el bazar, que es enorme. Lo recorremos por los distintos pasillos, hasta que en un momento aparece una casa de té, donde hacemos un descanso y saboreamos los dulces típicos de Shiraz.

Cuando salimos del bazar Azi nos da dos opciones: o tiempo libre por nuestra cuenta para seguir mirando el bazar, y después de comer seguir con las visitas, o terminar las visitas antes de comer y tener tiempo libre por la tarde. Como yo le quiero comprar a Adela unas telas y necesito hablar con ella, decidimos seguir con las visitas y dejar el bazar para la tarde. Así que justo en la puerta del bazar nos encontramos con la mezquita Vakil (entrada 15.000). Esta ya no es de época Kayar, y se nota. Se construyó bajo la dinastía anterior, en el s. XVIII, la dinastía Zand. La sala hipóstila me encanta. De aquí se copiaron los kajares las columnas para la primera mezquita. Entre las cosas famosas de aquí se encuentra el mimbar, el púlpito, el primero que vemos en todas las mezquitas hasta ahora.



Desde esta mañana que Puriá nos acercó al coche hasta el museo del Naranjestan, todo este recorrido lo hemos hecho andando. Pero a la salida de la mezquita nos está esperando para llevarnos al siguiente destino, el mausoleo del nieto del 8º imán. Irán tiene bastantes mausoleos, y si por ser nieto del 8º imán te hacen uno, pues imagina… Este sitio en concreto tiene mucho seguimiento en Shiraz, y aquí se hacen enterrar las familias insignes (previo pago de una cuantiosa suma). Aquí a mi madre y a Azi les hacen ponerse una especie de pañuelo grande por encima, que les tapa todo el cuerpo. El sitio es bonito y se respira tranquilidad, pero a la hora de entrar, los hombres por un lado y las mujeres por otro, y en el interior estamos separados. La decoración interior es totalmente de espejos, un tanto rechiscante.


El siguiente punto es la ciudadela (entrada 150.000). Edificada también en época Zand, primero se usó como palacio, a pesar de su estructura de fortaleza, y posteriormente fue reconvertida a cárcel. Ahora en su interior no hay grandes cosas. Un sitio que no dice mucho. Azi nos lo advirtió, pero ya que estábamos, hay que hacer el recorrido completo.


Y ya por fin, la última parada de la mañana, el museo Fars (entrada 100.000). Los jardines son bonitos, y más ahora que están plantados de flores para el Noruz, pero el museo no es muy grande y además no dejan hacer fotos. Tienen un par de coranes antiguos, un par de espadas y alguna cerámica, mezclada la del s. XIII con la del 2000 a.C.


En total hemos visto 7 edificios y el bazar, un poco mucho, pero ha sido elección mía. También comentamos mi madre y yo que quizá esperábamos más de Shiraz, nos ha decepcionado un poco. Después del viaje a Uzbekistán, donde tienes la novedad, es más difícil sorprenderte, y en este caso nos ha sabido a poco. Esperamos que Isfahan lo supla con creces.

La comida la hacemos en un restaurante justo a la entrada del bazar, y está bastante bien. Luego nos recogemos a descansar un rato al hotel, y a contactar con la familia. El día en general ha salido bastante desapacible de tiempo, y cuando por la tarde salimos a comprar al bazar está lloviendo bastante. Tras las compras de rigor y un pequeño paseo nos volvemos al hotel a cenar las sobras de pizza del día anterior, que nos las habían puesto para llevar. Mientras cenamos, oímos cómo llueve a todo meter, por si nos quedaba alguna duda de dar el último paseo en Shiraz.

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