26 febrero 2024

06-08-2023. Visita de Paradise Cave, Jardín Botánico y tren nocturno hasta Ninh Binh.

 

Después de un desayuno bastante casero en el hostal, alquilamos una moto en el alojamiento. Aunque esta vez no tuvimos demasiada suerte. Nos tocó una bastante cascadilla. Además la rueda de delante no estaba demasiado bien inflada, y cada vez que pillábamos un bache, bastante frecuentes por esas carreteras, se golpeaba la llanta contra el suelo. La conducción de esta manera era un poco brusca e incómoda. Nuestro destino se encontraba a unos 30 km. No estaba ahí al lado. Si a eso le sumamos que este día había bastante aire, el trayecto se hizo muy pesado.

Cuando llegamos a destino Adela tenía un dolor de cabeza terrible, y mucho mareo. Tanto es así que la visita a la cueva la hice yo solo. Una vez que llegas a la taquilla puedes escoger en que te lleven en carrito eléctrico o ir andando. Aunque compres la entrada con carrito, la subida no te la quita nadie. Solamente te ahorra un tramo de camino asfaltado de un par de kilómetros. Cuando Adela vio la cuesta que tocaba subir dijo que fuera yo, que ella se quedaba descansando. Yo subí a toda prisa, adelantando cadáveres de gente que había perdido el resuello, y las cuevas las vi de aquella manera, más preocupado por volver pronto y que Adela no tuviera que esperar, que de disfrutar de la visita. Es por eso que no tengo muchas fotos.

Estas cuevas son más grandiosas que las de Phong Nha, pero menos bonitas. Aunque el camino de bajada estaba indicado por unas escaleras, preferí meterme por “dirección prohibida”, y volví por el mismo camino de subida, por la rampa, mucho más cómodo y que a esas horas apenas tenía gente.

Al llegar abajo Adela estaba todavía bastante a medias. Estuvimos valorando que ella se volviera en coche, para ir más tranquila, y yo solo con la moto, pero finalmente entre que no había muchos taxis, que no quería quedarse sola, y que nos tomamos unas bebidas en un chiringuito, lo que le permitió descansar un rato más, enfilamos con bastante más tranquilidad y cuidado el camino de vuelta.

Como a 7 km. antes de llegar a Phong Nha está el llamado jardín botánico. Ahora Adela se encontraba algo mejor, y fue ella la que quiso entrar. Tras pagar la entrada te dan una mierda de fotocopia de plano en el que no se ve nada, con los recorridos que se pueden hacer, y para adentro. Aquí el que no disfruté nada fui yo. Era un sendero por una vegetación muy densa, que a mí me agobia muchísimo. Entre el calor, la humedad y los bichos (y posiblemente la tensión de la conducción que llevaba), se me hizo agotador.

Se nos había hecho algo tarde para comer, así que después de tomar algo de bebida en el jardín, y ante el escaso atractivo de la carta por mi parte, volvimos al alojamiento para comer allí, por la buena atención que tuvieron durante nuestra estancia.

Aunque ya habíamos hecho el check out en el hotel (teníamos tren nocturno esa misma noche), tuvieron la amabilidad de dejarnos una habitación para ducharnos, y yo le eché un poco de morro, y como vi unas literas, le pregunté si me podía echar la siesta. No miré si estaban limpias o sucias. Con toda la tensión del día caí grogui.

Al igual que la tarde del día anterior, sin mucho más que hacer, optamos por la misma rutina: paseo y masajes. Como íbamos bien de tiempo, Adela incluso se hizo la pedicura. Por fin, a última hora, el dueño del hostal (que hasta entonces no habíamos conocido), nos llevó en su coche hasta la estación de tren de Dong Hoi, como a una hora de camino. El tren, a las doce de la noche, llegó con casi una hora de retraso. Entre el cansancio, la hora, y el bochorno que hacía en la estación, casi nos quedamos dormidos allí mismo. Por fin todo se puso en marcha y nos avisaron de salir a los andenes. Para asegurarnos tranquilidad yo había conseguido reservar un habitáculo para nosotros solos, por lo que una vez que tomamos posesión, no tuvimos interrupciones en mitad de la noche. Adela dice que es el día que mejor durmió de todo el viaje.


No hay comentarios:

Publicar un comentario