25 febrero 2024

05-08-2023. Traslado a Phong Nha y visita de sus cuevas.

 

Me reitero en que Vietnam es un país cómodo de hacer sobre la marcha. De nuevo habíamos vuelto a reservar el traslado a la siguiente ciudad a través de la recepción del hotel. Se trataba de una excursión de ida y vuelta en el mismo día, pero que nosotros aprovechábamos para quedarnos allí. A mitad de camino pasamos por el santuario marino de La Vang, una parada que nosotros no teníamos pensado hacer, no teníamos ni idea de que existía, pero bueno, no estuvo mal y nos sirvió para estirar las piernas.


Un poquito más adelante nos pararon de nuevo, lo que es subir y bajar, a ver el puente que en su día delimitaba la frontera entre Vietnam del Norte y del Sur, antes de la unificación.

Y por fin, tras unas cuatro horas de camino, llegamos a Phong Nha (léase FongÑa). Teníamos el traslado incluido al alojamiento, pero lo que no sabíamos era que el traslado iba a ser en moto. Así que mandamos al muchacho que vino a buscarnos en un primer viaje con parte de las maletas, mientras nosotros nos quedábamos con el resto de maletas. Luego vino a hacer un segundo viaje con las que faltaban, y un amigo del chico nos dejó su moto para hacer los 500 m. que había del embarcadero, donde nos había dejado el bus, hasta el alojamiento.

Después de tomar posesión de la habitación tuvimos que tomar la difícil decisión de o bien comer o bien ir a las cuevas. Así que aunque fue duro, ya que habíamos madrugado para coger el bus, y por tanto desayunado pronto, nos acercamos de nuevo al embarcadero para hacer la excursión de las cuevas de Phong Nha.

Al llegar a la taquilla nos preguntaron si queríamos ir solos en un barco, o compartido. Aunque la diferencia de precio no era mucha, nos pareció una bobada pagar de más. Tuvimos que esperar cinco minutos a que llegara un grupo con dos huecos libres, en los cuales nos acoplamos. Eran todos nacionales, hablando muy alto. En seguida una señora mayor con mucho brío nos “adoptó”, y mediante señas y un perfecto vietnamita nos iba dando instrucciones.

Después de algo menos de una hora de trayecto en barco, llegamos a la cueva. Aquí la visita la hace cada uno por su cuenta. Nos llevó casi otra hora. Nuestra guardiana protectora nos esperaba, pendiente de que no nos fuésemos con otro grupo.







Ya de vuelta en el pueblo comimos como pudimos en el mismo hotel, y tras una reparadora siesta y sin mucho más que hacer (el pueblo no es más que una calle, por no haber, no hay ni tiendas de recuerdos), nos dedicamos a darnos unos masajes, que sin ser estupendos, no estuvieron mal.

Después del masaje fuimos a cenar y aprovechamos para ver la actuación de mi cuñada en el móvil, que participaba en un certamen de danza en Tarragona y lo pudimos ver en directo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario