30 mayo 2015

14-05-15 Tatev y Karahunj



Este día el objetivo era claro. Por lo menos para mí. Ver Tatev, uno de los sitios a los que más ganas tenía de todo el viaje. Su ubicación en las montañas y su llegada a través del teleférico le daban un aire especial.
Y esto es lo que nos encontramos cuando llegamos.



Al mal tiempo buena cara, así que pretendiendo ser optimistas nos montamos en el teleférico, acompañados por un grupo de unos 15 franceses, ya mayorcitos, que pensaban hacer la vuelta andando. Este monasterio es el más completo de todos los que vimos, y sigue en uso actualmente. Visitamos la iglesia, el refectorio, las habitaciones antiguas (las que usan ahora, obviamente no), la cocina, la panadería… Mientras se iba despejando y cubriendo por momentos.
 







Una vez concluida la visita cogimos el teleférico de vuelta, momento en el que se puso a escañar agua con todas las ganas. Nos acordamos de los pobres franceses que volvían andando… Y así ya seguimos prácticamente hasta Yerevan. Teníamos programada la visita a Karahunj, el Stonehenge armenio, pero cuando llegamos estaba diluviando, y el coche nos dejaba como a medio kilómetro del sitio, teníamos que subir una cuesta embarrada, así que desistimos. Le dijimos Mary que sintiéndolo mucho en esas condiciones no nos bajábamos del coche y que podía continuar marcha. Se quedó un poco así, pero es que el tema estaba realmente chungo.
Después de hecha esta excursión mi madre piensa que es prescindible, que a ella no le compensó el viaje largo en coche para ver el monasterio. Yo creo que sí merece la pena.
Una vez en Yerevan, increíblemente, el cielo estaba despejado. Tras descansar un rato en el hotel, había que aprovechar la circunstancia, así que nos encaminaos de nuevo al complejo de la cascada, que la otra vez que estuvimos estaba lloviendo. Y esta vez sí.

Por fin el Monte Ararat




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