28 mayo 2015

12-05-15 Geghard, Garni, Echmiadzin, Zvartnorts.



Este día, según nuestro plan de viaje, íbamos a Geghard y Garni, pero según salíamos en el coche del hotel nos dijo Mary que el día se nos iba a quedar un poco cojo, que la excursión no llevaba más de cuatro horas, que a la una estaríamos de vuelta en el hotel y que nos iba a quedar demasiado tiempo libre. Y que lo mismo nos iba a pasar el viernes con Echmiadzin y Zvartnorts. Así que juntamos los dos días en uno y hablamos con la agencia por teléfono para reservar otra excursión para el viernes, que había quedado desocupado.

Total, que en una hora hemos llegado a Geghard. Es un complejo monástico en el que parte de sus iglesias están excavadas en la roca, lo cual debía servir en su momento para esconderse cuando llegaban los malos de turno. Las vistas de las montañas desde aquí son bonitas.






Visitamos primero la parte inferior, con una nave principal construida y luego otra parte excavada. Luego subimos a otra nave, totalmente excavada en la roca, y que tiene una acústica muy buena. Nuestra guía cuenta que cuando hay algún grupo grande, se manda a alguien que cante. Como nosotros somos solo dos, no se ha mandado a nadie. Así que bajamos de nuevo para seguir viendo el complejo.








Pero en este momento llega un grupo de alemanes, u holandeses, de por ahí, bastante numeroso. Así que nuestra guía habla con el guía del grupo y efectivamente, hay cuatro personas preparadas para cantar. Tardan cinco minutos, nos dicen. Y en este rato, para variar, empiezan a caer cuatro gotas. No demasiado, pero sí suficiente para no quitarte la humedad de encima. Una vez dentro de la Iglesia, oyendo cantar, se pasa el tiempo como si nada. Estamos en la gloria, suena divinamente. Pero tenemos que seguir ruta, así que tras tres canciones nos ponemos en marcha en busca del siguiente destino, el templo de Garni.



Me hace gracia porque muchas veces, cuando se refieren a él, hablan del templo pagano… Bueno, según el punto de vista, no? Está totalmente reconstruido por los rusos tras un terremoto que le dejó derrumbado. Es lo que se ve en las fotos. No hay más. El entorno también es muy bonito. 





En el recinto, además, hay restos de unas termas romanas. Mary ha pedido la llave en la tienda de souvenirs nada más entrar. Los restos están bastante deteriorados, pero bueno. Digamos que tendrá su valor histórico y testimonial, pero que su valor estético es escaso. 





Tras esto, aunque era un poco pronto, paramos a comer allí mismo, en Garni, en el patio de una casa, unas brochetas que estaban muy ricas. El entorno era muy agradable, pero estuvo lloviendo a todo meter y al final la humedad lo estropeó un poco. Como he dicho este día seguimos de excursiones, y para ello tuvimos que atravesar Yerevan. Había bastante tráfico, pero era fluido, y en seguida enfilamos rumbo a Echmiadzin.
Nuestra primera parada la hicimos en la iglesia de santa Hripsime, una mártir del siglo IV, ligada, por supuesto a Gregorio el Iluminador. Todo en Armenia está ligado a Gregorio el Iluminador, el que llevó el cristianismo al país, una de sus señas de identidad y que les permite diferenciarse de los países del entorno (Irán, Turquía y Azerbaiyán, musulmanes). Pues resulta que esta monja fue elegida por el emperador Diocleciano para que fuera su esposa, pero ella se negó, así que junto con otras monjas escapó y llegó a Armenia. Aquí el rey Tiridades (o Tiridates) se enamoró de ella, y tuvo que volver a escapar, pero la encontraron y la mataron.




Desde aquí marchamos a la iglesia de otra monja martirizada, santa Gayane, que era la jefa de la anterior, y que está cerquita. Según llegamos empieza a llover de nuevo, así que corremos a refugiarnos en el pórtico de la iglesia. A la salida queremos intuir la silueta del monte Ararat, otro de los símbolos nacionales, pero las nubes nos lo impiden.




Estas dos iglesias están ubicadas en las afueras de Echmiadzin, pero ya nos dirigimos al centro, a ver la Iglesia Madre Catedral, sede de la Iglesia Armenia (lo que para nosotros sería Roma). Hasta hace pocos años el Catholicos vivía allí, pero ahora vive en Yerevan. Es un recinto grande y bien montado. Pillamos a la Catedral en plena restauración, pero qué se le va a hacer. También tiene seminario, uno de los cuatro que hay en Armenia, y vienen a estudiar sacerdotes de toda la diáspora.
 







Y ya nuestra última parada del día, Zvartnorts, el pueblo donde está el aeropuerto. Aquí hay que visitar las ruinas de una catedral, destruida por un terremoto. El conjunto de lo que permanece en pie es bastante bonito, así que la catedral construida tuvo que ser impresionante.  Es de forma circular, y en el pequeño museo que hay en el recinto muestran una maqueta de su forma original.





Después de esto volvemos a Yerevan. Pero, ¿creéis que ha sido nuestra última visita del día? No! porque cerca de nuestro hotel se encuentra la mezquita azul de Yerevan, así que salimos a dar un paseo en su búsqueda. A las horas que llegamos se encontraba cerrada, y solamente pudimos acceder al patio, pero nos hubiera dado lo mismo, porque al día siguiente nos dijo Mary que solamente pueden entrar los musulmanes. No obstante nos dio la impresión de que no nos perdimos nada, en comparación con las que vimos el año anterior en Irán. 






No me había olvidado yo de la Iglesia de San Zoravor, que no había encontrado el otro día, así que fue en su búsqueda y esta vez sí que cayó. Pero estaba a estas alturas del día un poco saturado de tanta iglesia, y no me dijo mucho.
Para terminar el día cenamos en una de las varias sucursales de Tashir Pizza que hemos visto en la ciudad, buena calidad, buena cantidad y buen precio. Y por supuesto, antes de volver al hotel, hicimos la tradicional parada en las fuentes de la plaza de la República, que como el espectáculo dura dos horas, siempre pillábamos alguna parte que no habíamos visto.



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