11 mayo 2015

11-05-15 Goshavank, Haghartsin, Lago Sevan y Sevanavank y Noratus.



Hoy comenzábamos la visita guiada por el país y a las nueve, puntual como habíamos quedado, conocemos a la que va a ser nuestra guía en esta semana, una chica de 25 años llamada Mary y que habla castellano perfectamente. Según vamos saliendo de Erevan nos empieza a contar datos de la economía, población, religión… El genocidio armenio está muy presente. Pronto vemos que hoy el tiempo tampoco va a acompañar.
Tras un par de horas de coche llegamos al primer complejo monástico de los tres que vamos a visitar hoy. Se trata de Goshavank. Vank en armenio significa monasterio, así que esto viene a ser como monasterio de Gosha, que fue el que lo fundó. Fue edificado en los siglos XII y XIII. La estructura de las iglesias es muy sencilla. Antes de la nave de la iglesia hay una pequeña sala, llamada gavit, y luego está la iglesia en sí. Este complejo tiene tres iglesias: La de San Gregorio, la de la Santa Madre de Dios, y la de San Gregorio el Iluminador, el primer katholikos (papa) armenio. Durante esta visita llueve ininterrumpidamente. Aquí ya tomamos contacto con lo que son los jachkares, cruces labradas en la piedra. No puede haber dos iguales.







Desde aquí nos movemos a Haghartsin, otro complejo del siglo XII. Significa algo así como las alas del águila, por la altitud a la que se encuentra. Ha sido recientemente restaurado, financiado por un jeque de los Emiratos Árabes (lo cual llama la atención). Dentro de este complejo es de destacar el refectorio, bastante bien conservado. Durante esta visita tenemos la suerte de que por breves momentos deja de llover.







El siguiente destino va a ser el monasterio de Sevanavank (monasterio del lago Sevan), pero justo antes de llegar paramos a encargar la comida para luego. En el trayecto este hasta aquí caigo ligeramente traspuesto, no creo que fueran más de cinco minutos (aunque mi madre se empeña en decir que sí, que casi un cuarto de hora). Después de reservar en el restaurante nos dirigimos al monasterio. Como para llegar a él hay que subir bastantes escaleras, mi madre se queda abajo, fisgando en los puestos del mercadillo mientras Mary y yo subimos. Las vistas son muy chulas. 






El monasterio este antes se encontraba en una isla en mitad del lago, pero con los planes soviéticos de aprovechamiento del agua, el nivel del lago bajo 50 m y ahora el monasterio queda en una península accesible en coche. El complejo es del siglo IX y constaba de tres iglesias, de las que ahora solamente quedan dos, las de los Santos Apóstoles y la de Santa Madre de Dios. Como en la iglesia armenia no existen santos como en la católica, mucho me temo que el nombre de las iglesias se va a repetir constantemente. Dentro de la iglesia principal hay una de las cruces de piedra más bonitas, ya que además de estar labrada, está historiada. Al principio de la visita el tiempo nos respeta, pero repentinamente comienza a llover con fuerza, lo que hace que vayamos un poco rápido.
Al bajar del monasterio ya está mi madre esperando abajo, que se ha hecho amiga de todos los vendedores… menos mal que el dinero lo llevo yo… Pero comenzamos las compras de distintos souvenirs, a buen precio.
Después de esto ya nos acercamos a comer, que se nos han hecho las tres y cuarto y hay hambre. La ubicación del restaurante es formidable, con muy buenas vistas sobre el lago. La comida no está mal, pero nos parece un pelín cara (comparado con lo que comimos el día anterior).


El último punto de la ruta es el cementerio de Noratus, con más de 800 cruces de piedra. Dentro del cementerio nos llama la atención que están pastando las ovejas, e incluso una vaca, y hay tres señoras mayores que se empeñan en vendernos gorros de lana. Mientras estamos aquí comienza a escañar agua con todas las ganas. Menos mal que cogí el paraguas, que estuve a punto de dejarlo en el coche.



Así que ya cogemos camino de vuelta a Erevan, mientras no sé de qué modo, me quedé ligeramente traspuesto, no creo que más de cinco minutos (aunque mi madre asegura que fue media hora). Los limpiaparabrisas a todo meter para intentar ver algo, una tormenta horrorosa. Al llegar a Erevan el cielo ha despejado, y nos vamos un rato al hotel a entrar en calor y quitarnos la humedad del cuerpo.
Al rato ya salimos a intentar comprar unos zapatos, ya que con la humedad del día los de mi madre han quedado casi mojados. Pero los que vemos son bastante caros y no muy prácticos para andar, la verdad, así que nos vamos a cenar, justo al lado del hotel. La cena muy abundante y sabrosa. Además hay cantantes tradicionales dando la murga amenizando la cena con sus tambores. 

No nos queda más remedio que bajarla caminando. Nos dirigimos a la plaza de la República, a ver el show de luz y sonido, pero le pillamos justo terminando. 


Así que nos encaminamos por una calle que no habíamos visto el día anterior, muy bonita y lujosa, con casas nuevas y tiendas de primeras marcas, y que nos dirige hacia la ópera. En este paseo vemos bastante más gente por la calle que el día anterior, donde nos pareció todo un poco desangelado. Y tras media hora de bajar la cena, de vuelta al hotel a descansar. 

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