06 agosto 2011

04-08-11 Excursión al valle del Colca, segunda parte

Habían quedado en pasar a buscarnos a las 6 y media de la mañana, así que nos tuvimos que levantar a las cinco y media, nada en comparación con lo que nos esperaba más adelante. Puntuales nos llevaron a ver la plaza del pueblo de Yanque, donde estábamos alojados. Allí ya había unas señoras con sus puestecitos para ver si caía algún turista. El guía nos explicó que a las 8 de la mañana esas señoras desaparecen de allí y ya se van a sus trabajos al campo. Solamente van a esa hora por los turistas. A continuación nos esperaban 45 km. por trocha, es decir, camino de tierra-piedras-baches... que hicimos como pudimos. Finalmente a eso de las 9 y media llegamos a la Cruz del Cóndor. Antes nos habían parado una vez para ver a un grupo de cóndores jóvenes, pero en seguida llegamos a la Cruz.





Tras disfrutar durante una hora del vuelo de estos seres majestuosos, emprendimos el regreso. Hicimos varias paradas a lo largo del camino para poder observar bien el sistema de terrazas que utilizan para cultivar. El sistema es el siguiente: una base de rocas, luego una capa de arenisca (que obtienen del lecho del río Colca) y por último, la capa de tierra fértil. En las paradas, estratégicamente situadas, hay señoras con sus puestos ofrenciendo su mercancía.


La última parada la hicimos en el pueblo de Maca, donde en 1991 hubo un gran terremoto que destruyó prácticamente todo el pueblo, y cuya iglesia ha sido reconstruida gracias a la cooperación española. De vuelta a Chivay tuvimos allí el almuerzo, aunque un poco pronto (a las 12:30). Ya solo nos quedaba volver de nuevo a Arequipa, lo que hicimos del tirón. Nos dejaron en el hotel a las 16:00, con lo cual nos quedaba gran parte de la tarde libre para poder rematar visitas que nos habían faltado.
Mientras yo me dedicaba a ver a Juanita, Adela aprovechó para mirar algunas tienditas. Cuando nos reencontramos visitamos la catedral, que nos gustó mucho. Luego fuimos al mercado de San Camilo, el típico mercado con frutas, pescados, carnes... En fin, lo que viene a ser un mercado.
El tiempo en Arequipa iba llegando a su fin, así que entramos en un par de tiendas más y para rematar nos tomamos una cerveza de coca, que estaba riquísima.
Con tiempo suficiente volvimos al hotel a recoger las maletas. Desde allí mismo nos llamaron a un taxi que nos acercó al terrapuerto, la terminal de autobuses de Arequipa. Allí tuvimos que pagar las tasas por su uso, como si fuera un aeropuerto.
Nuestro autobus salió prácticamente puntual, y nos dejaría, a la mañana siguiente, en la ciudad del Cuzco.

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