26 diciembre 2018

27-11-18. Ruta por Tsitsikamma y llegada a Addo Elephant National Park.


Después de un sueño reparador en nuestro estupendo alojamiento, y un desayuno frugal en la habitación, nos acercamos a hacer la ruta de los puentes colgantes. Estaba lloviendo, pero no se hizo incómodo porque la temperatura era muy agradable. Le daba un aire misterioso al recorrido, que disfrutamos mucho, a pesar de todas las escaleras y de que yo seguía un poco renqueante de la rodilla. Nos pareció chulísimo.




A la vuelta compramos algún detalle en la tienda del parque, y ya, sin detenernos, emprendimos camino al parque Addo, a 236km. Aquí sí que las pasé canutas (otra vez, no aprendo) con la gasolina del coche. Durante un montón de km, ni una gasolinera a pie de carretera. Había que meterse en los pueblos y yo no tenía ganas. Hasta que no me quedó más remedio. Llevaba unos 40 km con la reserva. Llegamos al pueblo y el surtidor está estropeado. La gasolinera más cercana está a 25 km., me dice. Imposible, he entendido mal. No puede ser que hasta 25 km. no haya otra. Pues efectivamente, 25, dos cinco. Llegamos de milagro, a velocidad reducida, yendo por el arcén para no entorpecer el tráfico, como los carromatos viejos que se ven por allí. Después de la tensión en la gasolinera descansamos un buen rato y ya enfilamos hasta Addo sin parar. No sé por dónde nos metería el gps. En una de estas atravesamos unas verja con un cartel que ponía: solamente vehículos de la mina, prohibido para el resto… Para allá que fuimos. Volver atrás hubiera supuesto una vuelta enorme. No nos cruzamos con nadie, nadie nos dijo nada, y acabamos llegando a la carretera que conduce hasta Addo.
Tras tomar posesión del alojamiento nos dedicamos a recorrer el parque lo que nos dio tiempo. Que el parque se llame Addo “Elephant” no es ninguna casualidad. Llega un momento en el que casi no te llama la atención. Además se nota que están acostumbrados a la gente y dejan que te acerques un poco más que en otros parques. Nos sorprendió no ver ningún impala, pero sí que se vieron cosas interesantes.




A la hora de cierre no nos quedó más remedio que volver a la cabaña. Nos esperaba nuestro último día de viaje.

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