24 diciembre 2018

25-11-18. Suricatos en Oudtshoorn, Cango Caves y domir en Knysna.


Hoy nos tocaba la actividad de los suricatos. El día anterior, siguiendo las instrucciones de la reserva, mandé un correo a la agencia para confirmar la hora de quedada, y como no me contestaron supuse que se mantenía igual, así que a las 5:15 (tras levantarnos a las 4:30) estábamos preparados en el punto de encuentro. 5:20 y no aparece nadie. 5:30 y no aparece nadie, y yo bastante mosqueado. Intento llamar por teléfono pero me salta mensaje de error número desconocido. Recorremos la carretera durante unos 3km., ya que el dueño del alojamiento nos había dicho que la granja estaba en la misma carretera donde quedábamos. Efectivamente, veo el cartel con otro número de teléfono. Claro, por eso no contesta, porque han cambiado de número. Llamo al nuevo número y vuelve a salir el error… Ya desesperado vuelvo al punto de quedada. Nadie. Adela me dice: ¿Has probado marcando el código internacional? En la reserva no venía. Buscando en otras reservas de hoteles por fin consigo llamar. Se pone un señor y le digo que llevamos media hora esperando y que no hay nadie. Un poco enfadado me contesta que en el correo específicamente ponía que había que confirmar la hora el día antes, que han cambiado la hora y que habían quedado a las 4:45. Le contesto que el día antes mandé un correo para confirmar y que no me contestó nadie. Ah, sí, es que era sábado, y los sábados no vamos por la oficina, tenías que haber llamado por teléfono…. Manda narices. Bueno, como puedo me consigo orientar con las indicaciones que me da el señor, siguiendo otra carretera, nueve kilómetros, pasar un puente, girar a la derecha… Y efectivamente, no daba yo un duro por haberme enterado, pero ahí estaban. Recorremos unos 150m. desde el coche a donde estaba la gente sentada, con sillas plegables del decathlon, y nos dice el hombre, habéis tenido suerte, en el momento en el que habéis aparcado el coche, ha salido el primero… Bueno, pues menos mal, después de toda la confusión no nos hemos perdido nada (y pobres a los que ha hecho levantar media hora antes). El señor se disculpa de no tener sillas preparadas para nosotros, y yo encantado de la vida, porque así no me tengo que estar quieto y me puedo mover de un lado para otro, buscando el mejor ángulo para la foto. Los que estaban en las sillas estaban sobados. El hombre cuenta un montón de cosas interesantes sobre los animales. Nos contó que no cazan, sino que comen todo lo que se les pone a tiro: raíces, insectos, frutas, pequeños animales. Son como los chinos, dijo. La familia va saliendo lentamente y sacamos fotos a placer, hasta que se pierden en la llanura, en su quehacer diario. La actividad se termina.






Nosotros tendríamos que haber vuelto a dormir al hostal, pero muy eufórico el día anterior le dije al dueño que íbamos a aprovechar el día, ya que habíamos madrugado, para ver más cosas, así que había devuelto la llave. Nos dirigimos a las Cango Caves, a unos 30km. al norte, en dirección contraria. Llegamos a las 9:00 y estaban cerradas. Al principio bien, por el subidón de los suricatos, pero a esta hora empezó a pasar factura el madrugón, y además no habíamos desayunado, así que bastante cansados retrocedimos un par de kilómetros hasta una granja que había visto al pasar, Wilgewandel, que tenía bastante buena pinta. Ahí dimos cuenta de un espectacular desayuno por cuatro duros, y aprovechamos a comprar alguna cosa en la tienda, bastante bien de precio. 


Una vez de vuelta en las cuevas nos contaron que tenían dos tipos de ruta, la normal y la de aventura. En la de aventura en teoría se visitaba más recorrido de la cueva, así que en principio era la que quería hacer. Pero acababa de salir un grupo, y hasta dentro de una hora no salía el siguiente. Además la ruta de aventura simplemente consiste en andar por la cueva, sin recibir ninguna explicación (arrastrándote, trepando…). Al final hicimos la normal y nos encantó.







A la vuelta volvimos a parar en la misma granja, a comprar alguna cosa más y picar algo para ponernos en carretera. Pasamos por Wilderness e hicimos un intento de amago de hacer alguna de las rutas del parque, pero entre el cansancio de la conducción y el del madrugón optamos por seguir hasta Knysna, donde pasábamos la noche, y si eso ya volveríamos después de descansar. La consecuencia es que no volvimos, ante mi desazón, pensando que me estaba haciendo mayor y ya no tenía la misma vitalidad de hace unos años…
El alojamiento en Knysna fue el Jembjo's Knysna Lodge & Backpackers, cerquita de la zona del puerto, donde fuimos a dar una vuelta. El problema es que era domingo por la tarde, y había poco ambiente. Muchas tiendas estaban cerradas, y tras un breve paseo volvimos al alojamiento, a coger el coche y ver la puesta de sol desde The Heads. Vimos un montón de casas impresionantes, pero la puesta de sol en sí, entre la montaña que tapaba y que estaba nublado, no vimos nada, así que regresamos para cenar temprano, que ya teníamos ganas de descansar bien. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario