24 julio 2014

06-07-14 Guta Abu Ramada y Abu Khifan Norte


El día anterior llegamos a nuestro destino, tras un viaje muy cómodo. En el enlace del Cairo, cuando tenemos que sacar el visado, un simpático trabajador del aeropuerto nos ofrece ayuda. Se saca del bolsillo los visados, nos lo pone en el pasaporte y nos intenta cobrar más de lo que es. Yo me mantengo firme poniendo mi cara de tonto habitual, diciendo, tuentifaiv dolars, al final el hombre traga con cara de pocos amigos, pero ya tenemos el visado. El vuelo a Hurghada se nos retrasa un poquito, pero llegamos prácticamente a la hora programada. A la hora de recoger las maletas hay un poco de caos. Nos equivocamos de cinta porque vamos donde está todo el mundo, pero era de otro vuelo de otro sitio... finalmente en la cinta correcta solo quedaban nuestras bolsas. Tenemos que esperar un ratillo porque a una de las chicas no le ha llegado la maleta, pero finalmente salimos camino del barco. Al llegar nos tienen preparada una cena a base de sandwiches, un detalle, ya que no habíamos cenado. Valeria, una de las guías, una chica belga que habla castellano perfectamente, nos hace un pequeño briefing sobre el barco, tomamos posesión del camarote y del sitio donde dejaremos nuestra equipación, y a dormir, que toca madrugar.

Al día siguiente, a las ocho arriba. No hace falta madrugar mucho ya que tenemos tiempo de navegación hasta llegar al primer punto. En cuanto salimos de Hurghada, que era un horno, empieza a hacer una temperatura formidable, que nos acompañaría todo el viaje. Desayunamos y al cabo de un rato nos explican cómo va a ser, y nos dividimos en grupos. Nosotros optamos por estar con Gamal, un egipcio no precisamente joven, que nos dijo que llevaba más de ocho mil inmersiones allí. Gamal por su cuenta también nos da otra charla, en inglés sobre cómo quiere que hagamos las cosas. A Rubén y a mí nos toca cola del tren, los últimos, lo cual yo agradezco ya que eso me permite quedarme haciendo fotos por mi cuenta. Esta primera inmersión es un check-dive. Básicamente nosotros comprobamos que estamos correctamente lastrados, una primera toma de contacto, y el guía por su parte ve cómo va el grupo, el consumo que llevamos... 
Esta inmersión, apodada el acuario, es un claro ejemplo de cómo van a ser estas inmersiones de arrecife: muy tranquilas y con un montón de vida. En esta en concreto vemos un par de morenas, una de ellas gigante, varios peces león, tropicales varios, rayas de puntos azules... me sorprende la cantidad de vida que hay.













Para la segunda inmersión del día nos toca bastante navegación, ya que tenemos que ir hacia el sur, para poder ver el día siguiente el Salem Express. Así que aunque en principio íbamos a hacer tres inmersiones, hay cambio de planes y solamente hacemos dos. Y en lugar de hacer una inmersión nocturna, la hacemos crepuscular, lo que quiere decir que al agua entramos de día y salimos de noche. A mí estas inmersiones me gustan mucho, pero en esta es un poco caos. Hay demasiada gente con luz, aquello parece una discoteca, pero bueno, aún así, merece la pena. Además en estas inmersiones pronto descubriría que el Ru es un fenómeno a la hora de ver bichos, y me muestra una bailarina española espectacular.





Después, a cenar y a la cama, que al día siguiente toca levantarse a las seis.

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