13 junio 2011

Tras las huellas de Tamerlan

Después de despedirnos del amable gerente del hotel Zargaron tomamos la carretera hacia Shakhribsabz, la cuna de Tamerlán, donde llegamos en unas 4 horas. Allí pudimos ver los restos del gran palacio que mandó construir Tamerlán, el palacio blanco o Ak Saray. 



Continuamos con la visita a la cripta del hijo mayor de Tamerlán, que murió en la guerra contra Irán a la edad de 20 años, lugar también llamado del imam santo. Aquí las vendedoras de bolsos se ponen bastante pesadas.
Y para terminar la visita a Shakhribsabz nos quedaba la mezquita de Kok Gumbaz (la cúpula azul), mandada construir por Ulugbeg.


Una vez visto todo lo programado, continuamos hacia la mítica Samarkanda.
Por el camino paramos a comer en las montañas, en un sitio muy agradable, al lado de un lecho de agua, entre pinos, que se estaba fenomenal. Pedimos ensaladas y nos trajeron una de tomate y pepinos (que aquí ponen sin pelar) y un yoghourt parecido al khefir, que ellos consideran entrante también, no postre. Y luego unas brochetas. Las mías eran de ternera, como carne picada con ajo. Al principio no te dabas cuenta porque estaban caliente y la grasa estaba líquida, pero al comerlas se te quedaba una película de grasa en el paladar que no había manera de quitarla. Aún así no estaban mal. Como anécdota en este restaurante nos cobraron por las servilletas. Que te cobren por el pan, normal, por el té que no has pedido, bueno, pero por las servilletas... Y también por el servicio... De todas formas no fue muy caro.
Al terminar de comer, seguimos camino a Samarkanda.
Cuando llegamos nos quedamos en el hotel, a descansar un rato en lo que hacíamos tiempo para ir a ver el espectáculo de luz y sonido en la plaza del Reghistan.
Antes nos llevaron a ver el mausoleo de Tamerlán, que también lo iluminan por la noche, y está bastante bien.



El espectáculo en sí (nos cobró 10$ por cada uno) no merece la pena, pero lo que sí merece es ver la plaza iluminada. Para los que les guste la fotografía es una buena oportunidad.



Este día no dio más de sí. Pero eso sí, el primer contacto con la plaza del Reghistan, impresiona.

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