13 junio 2011

Las compras en Khiva

El día nos lo tomamos con calma. Los monumentos ya los hemos visto el día anterior y nos dedicamos la mañana a pasear y a hacer algunas compras.
El desayuno en el hotel, bastante deficiente. Ni pan, ni mermelada ni nada...
Compramos unos gorros de visón, zorro y astracán. Subo al minarete alto para hacer unas fotos.


“Casualmente” nos encontramos con el guía, y vamos a comer con él (o se viene a comer con nosotros) Elegimos el restaurante del hotel Kheivak, o algo así. Yo tomo unos espaguetti de menta cono salsa de yogourt que están buenísimos. 



Estamos un poco cansados de él, ya que de momento le hemos pagado la cena del sábado y la comida y la cena del domingo (todas las que hemos hecho desde que estamos aquí), y el tío no hace ademán de pagar nada, así que directamente le decimos que pague su parte en la nota que nos traen.
Como preferimos seguir a nuestro aire por la tarde, ya que más que un guía parece una sombra, porque no explica nada y nos quiere tener vigilados, me invento la excusa de que me voy a dormir la siesta (que lo estaba deseando, pero bueno). Nos dice que no se nos ocurra salir de las murallas sin avisarle... Además mientras comemos, otro guía que habla español les comenta a la pareja de la que es guía que el nuestro lleva poco tiempo... A ver, si no tiene ni idea...

Después de un rato de relax en el hotel salimos de nuevo a las compritas. Vamos de nuevo al tío de los gorros, ya que mi madre quiere un cuello de piel. Como no lo tiene en el puesto nos lleva a su casa en coche. Vaya manera de conducir! Y la vuelta igual....


Después de mercar nos damos una vuelta por algunos edificios de fuera de las murallas, pero tampoco hay mucho que ver. Buscamos una construcción que aparece en el plano como pozo, pero no es nada significativa. Así que no nos queda más remedio que volver a hacer compras. Esta vez toca la cerámica. Cuando volvemos al hotel a dejar las compras (que no nos han hecho la cama en todo el día, por la mañana no hay agua caliente...) allí está Muzaffar, esperando para ir a cenar. Antes vamos a comprar algunas telas, pañuelos y pashminas. Y a recoger unas tablas de madera que habíamos encargado el día anterior, chulísimas.


La cena vuelven a ser ensaladas variadas, o sea, más de lo mismo... y mi madre cada vez se corta menos de decirle lo que piensa de la comida. A la hora de pagar se intenta escaquear otra vez, pero dividimos la cuenta entre tres y no le queda otra que pagar.


Yo me voy al hotel a recoger las compras, mientras mi madre se va con él a comprar la comida de mañana. Cuando vuelve me cuenta que le ha dicho que a pesar de que nos comentó que ya había encontrado un coche que no era de gas para ir a Bukhara (en los de gas no nos entran las maletas), pues que no es así, que será de gas. Mi madre le dice que 7 horas con maletas en el asiento no vamos. Y de momento así queda el tema. Al final, el hotel una pena. No nos hacen la habitación ni las camas, no limpian el baño, los geles de ducha estaban empezados... Eso sí, muy bien ubicado.

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