13 junio 2011

Llegada a Moscú

Nos levantamos a las cuatro menos cuarto para ir al aeropuerto. Sin problemas llegamos a Moscú.
En el aeropuerto tomamos el aeroexpress train (320 Ru), que sin ninguna parada y cómodamente, en tres cuartos de hora te planta en el centro de Moscú. Nuestro hotel, el Katerina City, estaba muy cerca de la estación de Paveletskaya, donde para el tren. Tras dejar las maletas (que entre controles, pasaportes, maletas, trayecto y todo se nos habían hecho ya las dos de la tarde) nos fuimos a descubrir lo que nos diera tiempo de Moscú.
Nuestra primera parada fue el teatro Bolshoi, pero estaba de obras, y aparte de hacernos la foto, poco más. De allí, caminando entre puestecitos paralelos al museo de historia, llegamos, casi sin darnos cuenta (bueno, casi sin darnos cuenta no, sin darnos ninguna cuenta) a la mismísima Plaza Roja. Lo primero que vimos fue la Catedral de San Basilio a lo lejos, y me gustó mucho mucho. 



Ya entramos en la plaza y lo típico, que si la tumba de Lenin, que si los almacenes... 



Como se nos había hecho la hora de comer, allí mismo lo hicimos. Luego seguimos el recorrido bordeando la muralla del Kremlin, hasta llegar a la entrada principal a las cinco de la tarde. Allí pudimos comprobar que cierran a las cinco de la tarde. 



Como por esa zona no nos quedaba mucho por ver, continuamos andando hasta la catedral del Salvador, pero estaba cerrado. Este día era domingo y había muchísima gente por la calle. De aquí fuimos a la famosa calle Arbat, pero me decepcionó bastante. Lo venden como la tienda de souvenirs y no deja de ser una calle más. Ya empezábamos a estar bastante cansados, porque el viaje por Uzbekistán es para vagos. Te llevan en coche a la puerta de los sitios y allí mismo te recogen, y para la siguiente visita. Así que estábamos muy mal acostumbrados. Entre eso y que nos habíamos levantado muy temprano, el día comenzaba a pesar (bueno, llevaba pesando un buen rato).
De aquí nos dirigimos en metro al convento de Novodevichy, que es patrimonio de la humanidad, pero también estaba cerrado. 



Así que como yo quería sacar unas fotos a la plaza roja de noche, nos fuimos para allá para ir matando el rato. Estuvimos sentados cerca del famoso McDonalds de la Plaza Roja esperando que anocheciera. 


Y una vez hechas las fotos, por fin al hotel a disfrutar del merecido descanso.

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