Para nuestro último día de buceo habíamos dejado un petrolero enorme llamado Um El Faroud, partido a la mitad. De modo que para la primera inmersión vimos una mitad y para la segunda la otra mitad. Este día el sol pegaba de lo lindo, y para acceder al barco hay una cuesta bastante pronunciada, de modo que si no llegas bien temprano te toca dejar la furgoneta arriba y pegarte una buena pateada cargado con todo el equipo. Y procura no dejarte nada, porque si te toca volver es cuesta arriba. Y nosotros, como estábamos en la otra punta de la isla, pues llegamos bastante tarde.
Primera inmersión.
Segunda inmersión.
Ya con la tranquilidad de haber terminado todo sin problemas, y como todavía seguíamos con los coches de alquiler, esa tarde nos acercamos a un Café del Mar, donde estuvimos tan a gusto tomando unas cervezas. Yo pensaba, ya verás la clavada que nos van a arrear, pero qué va. Sin ser barato, entraba dentro de lo razonable.
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