24 mayo 2020

12-01-19. Kuala Lumpur.

Y comenzamos una nueva aventura. Después de salir de Madrid el 10 de enero por la noche, y tras una breve escala de un par de horas en Doha, llegué a Kuala Lumpur el 11 de enero por la noche, por eso de que cuando viajas hacia el este te lleva casi un día llegar a destino. El resto del grupo, del que yo no conocía a nadie, viajaban directamente a Yakarta. Yo había pedido a la agencia escoger los vuelos por mi cuenta (solamente la ida y vuelta a Yakarta) y así aprovechar para pasar unas horas en Kuala Lumpur, aunque eso significara coger un avión más. También iba a significar que por lo menos pasaría una noche metido en una cama, descansando más o menos, porque el resto del grupo iba a enlazar cuatro aviones seguidos, pasando dos noches sin dormir.
Cogí el hotel justo al lado del aeropuerto, para no tener que estar trasteando con las maletas de acá para allá. Y después de un sueño bastante reparador, a la mañana siguiente temprano, me acerqué a visitar la ciudad.
La primera visita no podía ser otra que las famosas Torres Petronas. Aunque era temprano por la mañana, el sol calentaba de narices.


Luego cogí el metro para acercarme a la parte antigua, la plaza Merdeka (algo así como la plaza de la Independencia), la mezquita Jamek, el mercado central (donde puedes comprar todo tipo de souvenirs) y la famosa Petalling Street, el barrio chino. Todo esto está muy cerquita entre sí, es un paseo bastante agradable. También aproveché para entrar en un 7eleven y beber una sidra para recuperar líquidos, que hacía bastante calor.




Mi siguiente vuelo, de Kuala Lumpur a Yakarta, salía a las seis y media de la tarde, con lo que tenía que estar en el hotel del aeropuerto sobre las cuatro. Sin mucho más tiempo que perder, y después de haber visto bastante de lo que la capital puede ofrecer, emprendí la vuelta.
En teoría tenía que volar de Kuala Lumpur a Yakarta, luego de aquí a Ujung Padang, para después de un tercer vuelo llegar a destino a Sorong. El día antes vi que habían cambiado el horario de los vuelos, así que la agencia me reubicó en un vuelo directo de Yakarta a Sorong que salía a las doce de la noche y llegaba a las seis de la mañana, tras cuatro horas de vuelo (más otras dos de diferencia horaria).
Llegué a Yakarta con tiempo suficiente. Las terribles colas de inmigración no existían, me llevó apenas diez minutos hacer todos los trámites. Aproveché para cenar un poco y para comprar una tarjeta de teléfono, que luego en alta mar no me sirvió prácticamente para nada.


Al llegar a Sorong ya me estaba esperando el contacto del barco, pero esto sucedió ya al día siguiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario