26 noviembre 2017

16-11-17. El día medio perdido.

A pesar de que nos dijeron que no madrugáramos, que si se podía bucear ya nos avisarían ellos, y no por tener ninguna esperanza de poder hacerlo sino más bien por la rutina de levantarse pronto todos los días, a las 7 de la mañana ya estaba arriba. estaba jarreando y con un airón de miedo. Esperé a que se levantaran los holandeses para desayunar juntos, pero después de recoger todo el equipo y hacer la maleta no tenía ganas de esperar más, que ya se habían hecho las nueve y allí no aparecía nadie. El desayuno fue de verdad, con bacon y salchichas. Me dediqué a hacer alfunas fotos al sitio.



Me preguntaban que qué me apetecía hacer por la mañana, pero la verdad es que no tenía ganas de hacer nada. Ya solamente quería llegar al parque. El dueño del centro nos propuso hacer una visita al Oyster Box Hotel, un hotel de muchísimo lujo, herencia del pasado colonial, con porteros con salacot para abrirte la puerta y salones preparados para tomar el té con pastelitos. Los holandeses se portaron bien y me acercaron en su coche, así que después de saldar deudas con el centro de buceo fuimos para allá. Yo tenía el traslado al aeropuerto pagado, pero era bobada hacer que me fueran a buscar al hotel, que quedaba muy cerca, y los holandeses me acercaron.
Una vez en el aeropuerto nos costó un poco encontrar la zona donde se recogía el coche de alquiler (pero a mí me vino bien para cuando lo dejé a la vuelta, que ya fui a tiro fijo), pero tras dar un par de vueltas lo encontramos. Ahora ya sí que me quedaba solo del todo. Enfilé rumbo a Hluhluwe, que se pronuncia algo así como sluslugüi. Quitando los últimos 50 km. que ya tomé la comarcal el resto se hizo por una autovía estupenda.
Tras un par de horas llegué al parque, donde me estuvo vacilando la chica de recepción, diciéndome que tenía que buscarle un novio español, que estaba cansada de los sudafricanos, y que a cambio no me iba a cobrar... y efectivamente no me cobró, por lo que yo me fui de allí tan contento.
Me dio tiempo a recorrer el parque un par de horas, pero la entrada fue un poco decepcionante. No vi nada más que unas jirafas y una cebra.


Al llegar a la zona de alojamiento fui a hacer el check in, y aquí fue donde sí que me cobraron. Resulta que en la entrada no se paga nada, se hace después en los campamentos, y por eso me estuvo vacilando la chica de abajo...
La zona se llama Hilltop, y como su propio nombre indica está en lo alto de una colina, por lo que las vistas desde allí son bien chulas. Había cogido el alojamiento más básico, para compensar que había pedido desayuno incluido. Tan básico que tenía que ir al baño a unos 100 metros, que por la noche daba cosica. Pero bueno, como llegué pronto, después de tomar posesión de la cabaña (que aunque era básica tenía frigo) me fui a dar otra vuelta para aprovechar la última hora de luz. Los resultados fueron tan escasos que no llegué a sacar ninguna foto.
Esperando que al día siguiente tuviera mejor suerte me fui a la cama, no sin antes haber puesto la calefacción a toda leche, que hacía bastante frío.

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