Hoy tampoco nos toca madrugar, y además vamos a ir en el barco del centro de buceo, lo cual se nota en el trato, no me van a llevar a otro sitio de paquete. En cambio son los de otro centro los que vienen con nosotros. En la primera inmersión ellos se tiran con su guía y yo con los cinco guías del centro de buceo, cada uno totalmente a su bola... Una gozada. Total, 66 minutos de inmersión. El que te carguen las botellas con 240 bares ayuda.
Para la segunda inmersión volvemos al sitio de la segunda de ayer. Nada que ver. Aparte del trato de los instructores la visibilidad es mucho mejor. Y en lugar de 40 minutos con una guía que estaba estupenda pero era seca y borde, pues 70 minutos con los guías del centro totalmente a gusto.
A la hora de comer aparece una pareja de jubilados holandeses con los que voy a compartir inmersión estos días. Nos dicen que mañana vamos a intentar hacer tres, así que nos tocará madrugar, a las seis y cuarto tenemos que estar preparados y ya veremos lo que nos depara el día, ya que amenaza aumento de viento a lo largo de la jornada. Al estar con gente que ha viajado por el mundo la tarde se me hace más amena, intercambiando experiencias y sitios a los que ir. Volvemos a cenar braai y el señor holandés se gana todas mis simpatías cuando al preguntarme de dónde soy y decirle que de una ciudad del centro de España, Valladolid, me contesta, sí, Real Valladolid...
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