19 julio 2017

19-07-17. Osaki Lionfish Palace, Yonehara Western Reef, Manta City.

No voy a contar lo de todos los días, que si me levanto, me vienen a buscar puntuales y todo eso. Hoy no nos vamos a mover de Ishigaki a otras islas, como hacemos otros días. El primer punto de buceo son cuatro grupos de coral a distintas profundidades, el más profundo a 30 metros y que alberga gran cantidad de lionfish, de ahí el nombre de la inmersión. En otro hay un pez muy raro (en las fotos es el amarillo redondo) que todavía no sé por qué es raro, debe haber pocos. Y luego muchos peces de arrecife. Está bonita. Además veo una gamba en un nudibranquio, bien chula.









Para la segunda inmersión intentamos ir al manta point, pero también está lleno de barcos esperando, así que nos vamos a otro destino. Hoy el mar está como un plato y da gusto navegar. En esta inmersión veo a una de las guías del barco buceando sola, y cuando terminamos le pregunto. Es que nunca había estado aquí, y lo quería conocer. O sea, que la guía que más años lleva después del capitán no había estado nunca en una de las inmersiones. Curioso. Se trata de un fondo de coral a muy poca profundidad (el ordenador me marcó 4,9 m de profundidad media) que está plagado de anthias, un conjunto muy bonito.










Para la tercera, después de un rico almuerzo de sopa de verduras, lo intentamos de nuevo en el manta point. Como ya digo en estas inmersiones se trata de acercarse al sitio, no demasiado que se asustan y se van, y si están las ves, y si no, esperas hasta que lleguen. Te pones de rodillas en el suelo y así te pasas todo el rato. La cuestión es que cuando llegamos habia una. Se iba moviendo poco a poco, haciendo círculos, hasta que en un momento me pasa por encima de la cabeza.







Cuando vuelve al sitio central de limpieza veo que hay dos, pero la segunda desaparece en poco tiempo. Yo iba haciendo fotos con el zoom de la cámara, pero preparé por si acaso hacía una segunda pasada el angular, para no perder tiempo en montarlo, fotos de lejos ya tenía muchas y no salían muy bien. La otra sigue haciendo círculos, hasta que en otro círculo me vuelva a pasar por encima de la cabeza, a escaso medio metro. Alucinante. Indescriptible.



Con esto la inmersión termina, no podemos pedir más. Hoy no me echo siesta, no sé si ha sido el café del desayuno o que como el buceo no ha sido exigente el nitrógeno no pasa tanta factura. Dedico la tarde a ver las fotos y leer un buen rato, e incluso me doy un buen paseo hasta la hora de cenar.

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