23 julio 2015

18-07-15 Tirta Gangga, Templo de los Murciélagos (Goa Lawah), Palacio Real de Klungkung, Cueva del Elefante (Goa Gajah) y Monkey Forest.



Hoy el día empieza con la triste noticia del fallecimiento de Jorge en accidente de moto. Compañero y buen amigo, una verdadera pena.
A las nueve nos recoge Dewa en el hotel, después de algunas pequeñas complicaciones en el check out del hotel que se resuelven sin más problema, después de tanto cambio de fecha de entrada y salida. Como es mi primer contacto con Dewa he de decir que habla castellano perfectamente. El primer sitio donde vamos es Tirta Gangga, unos jardines acuáticos muy bonitos, con una piscina donde se baña la gente. Ahí estamos un buen rato disfrutando del frescor y del paisaje, mientras Dewa nos cuenta sobre las distintas plantas (que antes de ser guía tenía una floristería).










Luego vamos a la templo de los murciélagos, que está muy cerquita de Candidasa. Además tenemos la suerte de que hay una celebración y la gente se ha puesto sus mejores galas. Hay una señora alemana mayor, molestando a la gente pidiendo hacer fotos, un poco impertinente, y eso hace que yo me corte a la hora de pedir también hacer fotos. La cueva está llenita de murciélagos, no sé los que habrá. En este sitio Dewa nos cuenta sobre el sistema de castas que hay en Bali, heredado del de la India, pero donde no existen los parias. Según nos dice, hoy en día no tiene validez ninguna.




La siguiente parada es el palacio de justicia de Klungkung. Dewa nos va explicando lo que significan las pinturas. Son los castigos para los distintos pecados según el hinduismo. Vemos también el pabellón flotante, llamado así porque está rodeado por un foso con agua (aunque ahora está bastante sucio).





Los trayectos entre los distintos puntos se hacen un poco largos, no por la distancia, sino por la cantidad de gente que hay en la carretera. Eso sí, todos muy respetuosos. Como ya se ha hecho la hora de comer, Dewa nos lleva a un sitio donde, según nos confiesa, si él lleva a turistas, le invitan a comer. La verdad es que fue el peor sitio de todo el viaje. Las vistas, no obstante, eran bonitas.
Justo aquí al lado de este restaurante está la cueva del elefante, llamada así por la escultura que rodea la entrada. Está dentro de un templo, con sus altares recién pintados. La cueva era un sitio de retiro para monjes. El entorno es muy bonito.



Y ya por fin, y un poco fuera de programa, nos acercamos al Monkey Forest de Ubud. La entrada al pueblo es una locura, atasco y más atasco. El sitio es totalmente turístico. Por miedo a los robos de los monos no llevo la cámara de fotos, así que de aquí no hay. Hay una cantidad de macacos impresionante, saltando de rama en rama. Hay puestos de venta de plátanos a la entrada, así luego se los puedes dar a los monos, quienes se suben a tu hombro para comer. El sitio es chulo, pero nos pilla anocheciendo y no se ve mucho.
De aquí ya nos vamos al hotel. No hay carretera, así que tenemos que cargar con las maletas por un camino un tanto dificultoso. Yo el maletón grande lo dejo en el coche, me cojo solamente el pijama y el aseo. Al llegar el dueño nos empieza a decir que si tenemos la reserva pagada, que si seguro que la tenemos pagada… yo se lo enseño en el papel que tengo, pero está en castellano, y él no se lo cree. Se lleva el papel para comprobarlo. Al rato vuelve y dice que sí, que ok. Es un jeta. Habíamos pagado por una habitación con aire acondicionado, y nos da una que no lo tiene. Como es solamente para una noche, no protesto, tampoco hace tanto calor. A la hora de hacer el check in me pregunta que hasta qué hora nos vamos a quedar el día siguiente. Cuando le digo que nos vamos a las 9 me dice que en ese caso no tramita el check in, porque nos vamos a ir antes de que él tenga que llevar los papeles a la policía, y eso que se ahorra. Le pregunto que si el desayuno está incluido y me dice que no, pero que como no voy a hacer el check in, me lo incluye. Mentira, el desayuno estaba incluido igual.
Sin darle más importancia que constatar que es un jeta, nos damos una vuelta por el pueblo. Tiene muchísima animación y vida. Pasamos por lo menos por tres sitios que están representando danzas tradicionales, se oye la música desde fuera. Hay tiendas de todo tipo, modernas, tradicionales, de moda… Nos acercamos a cenar al Café Wayan, recomendado por el guía, y es todo un acierto, tanto de precio como de cantidad y calidad. La pena es que las raciones de tarta no son muy abundantes y me tengo que tomar dos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario