14 julio 2015

13-07-15 Jetty y Jipun Wreck.


A las siete menos cuarto arriba, que a las siete y media me pasan a buscar. Puntuales, me llevan al centro. Preparamos el material y nos dirigimos en furgoneta hacia los puntos de inmersión. El trayecto nos lleva media hora. Allí nos espera el barco, uno tradicional tipo trimarán. Desde la habitación del hotel se veía que el mar estaba un poco revuelto, y se confirma que es así. La primera inmersión es un poco floja. La corriente es bastante fuerte, tanto que pese a estar entre 10 y 15 metros, nos chupamos la botella en media hora, del esfuerzo de aletear. La vida no está mal, en otras condiciones se podría disfrutar, pero así, poco menos que imposible. 





  
Entre las dos inmersiones permanecemos en el barco, y tras la hora de rigor, volvemos a saltar al agua. Aquí la cosa cambia, el mar está mucho más tranquilo y hay mucha más vida. La pena es que cuando vuelvo luego al hotel me doy cuenta de que la mayor parte de las fotos han salido desenfocadas. Habrá que seguir practicando..













Tras la inmersión volvemos al puerto, y allí mismo comemos, un rico plato que mezcla un poco de todo. Luego pasamos por el centro de buceo para dejar las cosas, y llego al hotel a las tres menos cuarto, casi al tiempo de que Adela salga de su masaje, del que por cierto, sale espectacular y encantada. Me cuenta un poco su mañanita, en la que no se ha aburrido nada y ha estado practicando el inglés, y por eso está toda contenta, que se ha sabido entender. Lo que pasa es que yo esta noche he dormido cuatro horas, por el jet lag, así que la dejo que se vuelva a ir al pueblo mientras yo me echo una pequeña siesta, que ya se sabe que el nitrógeno pasa factura.

Cuando me despierto saco alguna foto del hotel, mientras llega Adela. Luego me dedico a pasar las fotos al ordenador, cargar baterías y dejar las cosas preparadas para el día siguiente. 





Tras acabar nos acercamos al pueblo a cenar, andando por la carretera, pero está a un paso. Nos sentamos en un sitio mitad turístico mitad local donde hay un guitarrista cantando en directo. Nos gusta bastante. Además tiene un cuaderno y la gente le hace peticiones. La cena está bien y es abundante.
Y sin más, volvemos al hotel a dormir.

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