03 julio 2013

28-03-13. Kamakura

A Kamakura de excursión. Para ello nos acercamos a Shinjuku, a tomar un tren de la línea Odakyu, que nos dejó en Enoshima. Era la forma más económica y que nos permitía ver más cosas. Bueno, no nos dejó en Enoshima mismo, que es una isla, sino en Katase-Enoshima, pero para llegar a la isla solamente tuvimos que cruzar un puente (que por cierto, estaba en obras). La isla es pequeñita. Más bien islote o peñasco. Eso sí, está llena de árboles y templitos. Es picuda, o sea, que te toca subir-subir y luego bajar-bajar. Estuvimos visitando algún templo, viendo cómo arreglaban los jardines. Hacía muy agradable y disfrutamos de las vistas desde arriba.







Después de volver a cruzar el puente en la otra dirección (iba a decir hacia el continente, pero como realmente es otra isla…) anduvimos un ratillo por el pueblo hasta la estación de la línea Enoden, un trenecito de dos o tres vagones de madera, antiguo, muy coqueto (que iba petado hasta arriba) y que bordeando la costa te lleva hasta Kamakura. Allí nuestra primera parada fue el templo de Hasedera, uno de mis favoritos de todo Japón. El día seguía acompañando. Realmente era el primer día que nos hacía bueno desde que llegamos, y lo estábamos disfrutando.






Había planificado ver un montón de cosas y de templos en Kamakura, pero como siempre se nos estaba echando el tiempo encima, así que decidimos tomárnoslo con calma, disfrutar lo que realmente viéramos y dejar el resto para la siguiente vez que volviéramos (que volveremos). Así que nos tomamos el Hasedera con toda la calma del mundo. Del Daibutsu pasamos, que ya estaba visto y bueno, pues como que no nos motivaba. Volvimos a la estación de la línea Enoden, y mientras esperábamos estuvimos comprando en un todo a yen que había allí mismo. Luego fuimos hasta Kamakura propiamente dicho (estación central) para acercarnos a ver el santuario a Hachimangu. Hachiman es el dios de la guerra. El camino hasta el santuario se hace por un paseo bajo cerezos, que estaba espectacular, todo llenos de flores, con los pétalos cayendo como en los dibujos animados… (tempus fugit). Cuando llegamos al santuario estuvimos dando una vuelta por el parque que hay a sus pies. 


Luego volvimos ya con una cierta rapidez por una calle paralela al paseo de los cerezos, llena de tiendecitas, para acabar comiendo, igual que la última vez que estuve con Adela, en el McDonalds frente a la estación.
Y rápido rápido a coger la línea Enoden de vuelta a Enoshima, de allí la línea Odakyu de vuelta a Shinjuku, de allí la Yamanote para dejar a Adela en Ueno, luego la Joban hasta Kashiwa y finalmente la línea Tobu hasta Atago. Total, más de tres horas de viaje para llegar el entrenamiento. Que en esta ocasión era especial y me hacía mucha ilusión porque había quedado con Kaskos. Estaba ya allí esperando. Después de todas las prisas llegué un poco pillado. El entrenamiento genial, para variar.
Adela, que es una valiente, mientras, había estado paseando otra vez por Asakusa. No le importó perderse una vez. Simplemente buscó nuevas referencias y se apañó perfectamente. Y allí estuvo haciendo compritas, por Asakusa y Ameyoko.
Kaskos y yo, después del entrenamiento, volvimos también a Ameyoko, a encontrar algún sitio donde cenar. Después de dar varias vueltas acabamos cenando en el famoso kaiten sushi donde comimos Adela y yo el día anterior. En una de estas vueltas nos encontramos a un señor relativamente mayor (unos 60 años) tirado en el suelo, completamente borracho, al que ayudamos a levantarse. Primero Kaskos solo, pero era tal la borrachera que tenía que se le caía a suelo, y tuve que ir yo a sujetarle porque el hombre no se tenía en pie. Estuvo un rato abrazado a una farola y luego se fue dando tumbos a coger un taxi…
El marica de Kaskos (perro malo) dice que apenas chapurrea japonés, un par de frase, dice… Y luego en el kaiten sushi se pone a hablar con dos tipos que estaban a mi lado, que iban finos también… nos estuvimos riendo pero bien. Al final, los dos tipos, más majetes que ni sé, nos invitaron a un par de platos cada uno por el buen rato que les habíamos hecho pasar…

Claro, todo este ambiente redundó en que llegamos a casa a las mil, cada día un poco más tarde, y cada día a madrugar para aprovechar. Luego que nos quedamos dormidos en el metro…

1 comentario:

  1. este día tiene pinta de que la gozaste pero bien... y que grande kaskos!!!

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