17 junio 2020

22-09-19. Tres Grutas, Lost Anchor y S. Antão.

Vamos a comenzar con un nuevo viaje de buceo a un nuevo destino: Cabo Verde.
Este archipiélago se compone de diez islas grandes, de las cuales solamente visité la isla de Sal. Realmente no recorrí nada que no fuera Santa María, el municipio más al sur, y el más turístico.
Como antigua colonia portuguesa que fue, el vuelo lo realicé con la aerolínea TAP haciendo escala en Lisboa. Vuelo cómodo, salí por la tarde y llegué a Sal a las 23:35 de la noche, con una diferencia de tres horas con respecto a la península. 
El visado se saca on line y al cambio me costó 31€.
El traslado al alojamiento lo contraté a través del centro de buceo. Al estar todo cerrado cuando llegué y ser un ático aquello era un horno. Tuve que dormir con todo abierto para estar mínimamente cómodo. 
Tenía el desayuno incluido en el bar de debajo, pero el primer día no estuvieron rápidos y me tuve que tomar la tortilla como un pavo, y abrasando. El resto de los días bajé según abrían.
A las ocho me pasaron a buscar del centro de buceo, puntuales. Este día tenía tres inmersiones programadas, dos por la mañana y una por la tarde. Después de coger las botellas en el club, que está en un hotel a un cuarto de hora, volvimos otra vez al pueblo, al pontão, de donde salen las zodiacs y donde está puesto el mercado de pescado. 
Enfilamos al primer destino, Tres Grutas. Temperatura del agua, 25º. Vemos varios nudis y peces, y una tortuga pequeñita.



Sin volver a puerto pasamos un rato hasta el siguiente punto de buceo y nos volvemos a sumergir. No bajo la cámara por no tener batería y no llevar repuesto a bordo (me lo dejé en el centro de buceo).
No había llevado nada de comer, ya que pensaba que en los alrededores del centro de buceo habría algún sitio, pero no había absolutamente nada, así que me acercaron otra vez al pueblo donde comí en un sitio al peso que me encantó, y repetí varios días. Luego me volvieron a llevar al centro de buceo.
La inmersión de la tarde me gustó bastante. Fuimos solamente tres, dos chicas y yo, y las dos chicas eran divemaster que conocían medio mundo, así que estuve yo solo tan a gusto. Es un pecio al que dimos un par de vueltas y que tenía bastante vida.







Por la tarde, después de la ducha, aproveché en un súper a comprar la comida del día siguiente, para que no me pasara lo de hoy y tener que ir a la carrera. Luego habíamos quedado en un chiringuito en la playa donde estuvimos tomando una cerveza. Así que tras picar un poco después de la cerveza, a dormir.

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