25 octubre 2016

08-08-16. Kakku.



A las ocho, puntuales, nos esperaban de la agencia para llevarnos a Kakku. Una persona con un inglés más que correcto nos presenta a su sobrino, que va a ser nuestro chofer el día de hoy, y mañana para llevarnos al aeropuerto. El inglés del chaval era justito justito, pero luego resultó ser muy competente y prudente. Tras una hora aproximada de camino hacemos un alto en la ciudad de Taunggyi, la capital del estado Shan donde nos encontramos. Allí, en la oficina de Turismo, pagamos las tasas de entrada y cogemos a nuestro guía de la etnia Pa-O (ellos pronuncian po), un chaval muy simpático y con un buen nivel de inglés, que según vamos saliendo nos comenta algo de Taunggyi, de sus seis universidades (en realidad son facultades), institutos, colegios… Tenemos la suerte de que coincidimos con un mercado de ganado que hay en la salida, que se celebra una vez cada cinco días, y se acercan de los alrededores a vender y comprar. Nos gustó bastante el ambiente.




De camino a Kakku el guía nos fue contando características de los Pa-O, como que el color tradicional de las vestimentas es negro o azul muy oscuro, y que en cambio los Shan visten de muchos colores, pero que ellos las toallas de la cabeza las pueden llevar de más colores que los Shan. Que esta toalla de la cabeza simboliza la cabeza de un dragón, de quien creen que descienden… así nos fue amenizando hasta que llegamos a Kakku al cabo de hora y media desde Taunggyi. Paramos a beber un poco de agua fresca en un restaurante que hay frente a la entrada a Kakku, y luego ya nos dirigimos al que para mí era uno de los puntos mágicos del viaje, que no me decepcionó en absoluto. El guía nos iba explicando los distintos tipos de pagodas, los adornos, los personajes que aparecían. Mientras, algunos locales nos pedían hacerse fotos con nosotros, sobre todo con Adela, que debido al percance de las maletas no le había quedado más remedio que comprar ropa local, que le sentaba como un guante e iba guapísima.






Tras un rato de explicaciones, y de la famosa imagen frente al estanque, nos dejó un rato libre para deambular por nuestra cuenta. Disfrutamos muchísimo, a pesar de que el calor del día iba arreciando y las plantas de los pies ya se resentían. Íbamos dando saltitos…






A la salida el guía nos plantea dos opciones. O comer allí mismo, en el restaurante donde habíamos parado antes, o bien conducir hora y media hasta Taunggyi y comer allí. Como con esta segunda opción se nos hacía un poco tarde, y además nos habían tratado fenomenal en el restaurante, decidimos quedarnos a comer allí. No fue caro y estaba todo riquísimo. Además las chicas eran muy simpáticas.
De vuelta en la oficina de turismo el guía nos dejó entrar para conectarnos a la wifi, ya que la del hotel no iba y quería comprobar si tenía algún mensaje del aeropuerto relativo a las maletas. Nada, no había nada. Así que cuando llegamos a Nyaung Shwe sobre las cinco de la tarde, después de llamar al aeropuerto para decir que las maletas no nos las mandasen a Heho (cuando quisiera que apareciesen), sino a Mandalay, donde íbamos a estar tres noches, no nos quedó más remedio que irnos de compras al mercado local. Teníamos que comprar de todo, desde el aseo, ropa interior, camisetas, pantalones… Así gastamos la tarde, de un lado a otro, intentando hacerme entender que quería factura para poder reclamar luego a la compañía de seguros (en muchos sitios me decían que no). Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los establecimientos no son tiendas como tal, sino puestos de un mercado. Puestos fijos y cerrados, pero no son una tienda “normal”. Hasta que tuve la ocurrencia de acercarme a la agencia donde habíamos contratado las excursiones. No estaban los dueños, pero el chico al frente se portó de maravilla. Nos acompañó a las distintas tiendas, haciendo de traductor, lo que nos libró de buenos malentendidos.
Ya en el hotel prácticamente se nos había hecho la hora de cenar. Otra vez nos habíamos quedado sin el masajito programado. Así que nos encaminamos a uno de los lugares recomendados en tripadvisor, que era el Thanakha Garden. La verdad es que genial. Me comí una hamburguesa que me supo a gloria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario