14 marzo 2016

14-03-16. Sakuraguchi, Kuroshima Cave, Kuroshima V Head.



Como era previsible me está costando el cambio horario. A las cinco despierto otra vez, sin haber dormido apenas esas cinco horas. Pero bueno, no estoy demasiado cansado. Finalmente a las siete y media me levanto. Había quedado con Keiko en el mismo sitio y la misma hora que el día anterior, y en teoría iba a estar solo, pero se presenta con dos chavales, él coreano (del sur, como le comento bromeando) y de quien no consigo aprenderme el nombre, a pesar de que lo repite siete veces a lo largo del día. Ella alemana, Ana, este es más fácil. Los dos son compañeros en Hong Kong, donde trabajan haciendo un proyecto de crecimiento de los corales, ya que son biólogos marinos.
Hoy el viento, como estaba previsto, ha cambiado y pega del norte. Y vaya que si pega. Además está lloviendo con ganas. La primera inmersión apenas sí nos alejamos del puerto por el oleaje. Aún así está muy bien, los fondos de corales son muy chulos a pesar de que no hay mucha vida. Cuando termina la inmersión el capitán parece disculparse por haber tenido que llevarnos allí, en comparación con las inmersiones de ayer. Le digo que a mí me ha gustado mucho, y es verdad.







A continuación vamos a puerto, a recoger a más gente. Desafortunadamente su vuelo se ha retrasado por el fuerte viento, lo que hace que estemos allí esperando un buen rato, y me empiezo a quedar frío, por la humedad y el aire. Esperamos tanto que el capitán decide que para aprovechar el tiempo vamos a comer, y lo hacemos a las once y media… Hoy toca udón. 

En eso llega la pareja que esperamos, japoneses, y comen ellos también. Ahora el capitán va a intentar llegar a la isla de Kuroshima, que está un poco lejos, a ver si se lo permite el estado del mar, que está bastante movido. Desafortunadamente el mar se lo permite, y nos tragamos una travesía de tres cuartos de hora que terminan de dejarme pajarito. Bien es cierto que la isla debe estar al abrigo del viento, y cuando llegamos el mar no se mueve, pero las inmersiones aquí no son tan chulas como las hechas hasta ahora. 






Al terminar la segunda inmersión me pienso muy mucho hacer la tercera, pero como casi se está mejor en el agua, que por lo menos no corre el aire, y como solo estamos entre inmersión e inmersión cuarenta minutos, en los que aprovecho para terminar de quedarme aterido, pues al agua que vamos. Esta inmersión está mejor que la anterior, vamos recorriendo una pared ida y vuelta mientras ascendemos. Vemos varios nudibranquios, uno de ellos nuevo para mí, lo que hace que me anime.




Cuando subimos al barco me quito rápidamente el traje, para dejar de pasar frío, pero en el camino de vuelta sigue soplando así que me da lo mismo. El barco tiene ducha de agua caliente, e igual debería haber intentado entrar en calor por ese método, pero llevaba tanto tiempo mojado que lo único que quería era secarme para ver si entraba en calor. Finalmente llegamos a puerto a las cinco de la tarde, más de dos horas más tarde que el día anterior, con más frío que ni sé. Pero después de dejar la cámara en el hotel lo primero es acercarme al super, que también tengo bastante hambre, habiendo comido a las once y media…
Me echo media hora de siesta, que hoy sí que es media hora, y sigo helado. La ducha comunal está ocupada y me toca esperar. Es lo que tiene estar en un hotel barato. La parte buena es lo bien que me lo paso en el salón de la televisión con mis compañeros, uno de ellos, al que he bautizado como el roncador nocturno se tiró ayer tres horas en el suelo, pegando una serenata que pa qué… Hasta que a las once la dueña le mandó a la habitación… Hoy otro se ha traído una botella de whisky y se la ha empezado a bajar a palo seco on the rocks También está la chica inglesa que estudia en Tokio y merienda (o cena) natto todos los días. O la pareja alemana que habla japonés perfectamente, y ponen cualquier canal en la tele y se ríe como si lo entendiera. Y por último la pareja francesa, que por supuesto son los únicos que no saludan cuando llegan y se van… La ducha me sienta divino, con agua bien calentita. Pero debo tener el frío metido en el cuerpo, porque al rato de salir los pies se me quedan fríos otra vez, mientras miro las fotos y escribo la crónica del día. Hoy saldré a cenar a un restaurante algo caliente, que me lo he ganado, mientras espero que mañana vuelva a cambiar el tiempo y no haga tanto aire.

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