19 marzo 2013

13-03-13. Kuda Rah Thila, Kunnavashi Kandu, Miyaru Kandu, Alimathaa Jetty.

Nos levantamos, otro día más, a las seis de la mañana. Queremos salir pronto para estar solos en la inmersión. Así que antes de las siete ya estamos en el agua. En esta ocasión la corriente es muy fuerte, tanto que nos cuesta no salir “volando”. Y la thila es muy pequeña, así que tenemos que atinar bien para no pasarnos y acabar en casa cristo… En muchas ocasiones nos tenemos que agarrar al rocaje vivo para no irnos. Eso sí, cuando la corriente te respeta, en las zonas abrigadas, la vida es muy abundante. Vemos incluso un pequeño tiburón de punta blanca. Y hay un grupo enorme de fusileros en la parte superior de la thila, moviéndose en grupo, e intentando escapar de carángidos en busca del desayuno… Como si estuvieras viendo un documental. Cuando llegamos a la reserva de la botella nos dejamos ir en el azul para que vaya el barco a recogernos. Como no hay día que no aprenda una cosa nueva, al practicar a tirar la boya me doy cuenta que las burbujas van hacia arriba, por lo que si quieres hacerlo bien es interesante colocar la boya de manera que las burbujas entren en ella…


Luego al desayuno, hoy han traído pastelitos dulces de varios tipos… Y también alubias, etc, etc.. Hasta el siguiente punto de inmersión tenemos cuatro horas de navegación. Cambiamos de atolón, el tercero del viaje. Ahora vamos a Felidhoo. Hoy toca comer un poquito tarde. Nos han avisado que hoy haremos cuatro inmersiones, y las tenemos que repartir de esa manera. Si buceamos después de comer se nos va a hacer muy tarde para hacer las cuatro. Así que mientras navegamos aprovecho para acabar los libros de la Rueda del Tiempo, volcar las fotos al ordenador, Óscar me hace el favor de arreglarme la linterna de repuesto, que había cascado. Los chicos del barco, los maldivos, que son majísimos, nos dejan hasta un estañador para soldar un contacto que se había roto. Y poco más.
La siguiente inmersión es la primera que hacemos en un canal. En el canal, punto de entrada o salida del atolón, hay mucha corriente, y toca pedalear de narices. Esta inmersión al principio es un poco desastre, nos vamos unos por un lado con la guía y otros por otro lado. Pero bueno, la inmersión es muy chula. Vemos varios tiburones de punta blanca en el canal. Y luego cinco posados en el suelo que al vernos llegar se van. La parte final de la inmersión, en la parte superior del arrecife, con muchísima vida, es ver los corales pasar, mientras te va llevando la corriente, sin hacer ningún tipo de esfuerzo. Vemos un pez hoja, bastante difícil de ver. Al salir veo que la linterna que hemos estado arreglando por la mañana está llena de agua, pero bueno, la intentaremos mantener.







Llegamos directamente a las 14:00, y a comer. Es llegar al barco y sonar la campana. Después, una pequeña siesta antes de la siguiente reunión, no llega a media hora. Y todo seguido, como el pasodoble, a por la tercera del día. En este caso, otro canal. La inmersión se llama Miyaru Kandu, y es sencilla. Miyaru es tiburón, y kandu canal. Se baja a 30 metros, se está abajo en el fondo, asomado a una especie de balcón, viendo los tiburones. Esta inmersión trata solamente de eso, estar quieto viendo pasar los escualos. Cuando llegamos a la reserva en la botella, nos dejamos ir en la corriente mientras vamos subiendo tranquilamente. He de decir que el gancho para las corrientes que me dejó el amigo Mauri me ha venido divinamente en esta inmersión. En vez de estar agarrado con la mano, echas el gancho y tienes las manos disponibles para manejar la máquina de fotos.  



En el barco aprovechamos para descansar hasta la cena y la nocturna. Intento darle vida a la linterna, pero la tengo prácticamente desahuciada. Esperamos un poquito más para hacer la inmersión ya que hay otros grupos y Judith prefiere que estemos solos. A mí las nocturnas me gustan especialmente por el ambiente que hay con las linternas bajo el agua. A las ocho menos cuarto hacemos el briefing y a continuación, como viene siendo costumbre, la inmersión. Esta inmersión se descubrió hace un par de años como consecuencia de un fedding (alimentación) involuntario. Sucedía que en un super resort de estos de lujo, iban todos los días los pescadores a vender el producto al hotel. Y cuando acababan, los restos de cabezas y tripas los tiraban al pantalán. Los tiburones y demás bichos se aprendieron la cosa y siguen yendo todos los días. Hoy tuvimos una suerte alucinante. Se juntaron alrededor de treinta especímenes de tiburón nodriza, además de rayas, algún atún… Chulísimo junto con las luces… Una maravilla…

Y después a cenar, que ya eran más de las nueve, muy tarde para lo que se estila por aquí… Ya van quedando pocos días…

No hay comentarios:

Publicar un comentario