31 agosto 2015

8 y 9-08-15 El caos de Ethiopian Airlines. Una y no más.

Vaya año llevamos con los aeropuertos. Incendio eléctrico y retraso en el de Amsterdan, volcán y cancelación en el del Bali, y ahora esto… (aviso que lo que viene ahora es un tubo, por lo que se puede pasar directamente a la siguiente etapa).
Nuestro plan de vuelo era Madrid-Adis Abeba (con parada técnica en Roma), Adis Abeba-Johannesburgo, Johannesburgo-Nelspruit. La cosa empezó como un retraso más. En los paneles de Madrid el primer vuelo anunciaba un retraso de hora y media. No hay problema, tenemos dos horas y media de escala, andaremos un poquito justos pero en principio no hay por qué preocuparse. Lo malo es que cuando quedaba un cuarto de hora el retraso aumentó a las dos horas y cuarto. Como en el mostrador de embarque había una hoja en la que ponía que si el retraso superaba las dos horas, reclamásemos, automáticamente fuimos a pedir la hoja de reclamaciones. La chica que nos atendió nos dijo que esas eran las previsiones de Aena, pero que las de la compañía eran distintas, en ningún caso superiores a las dos horas. Le comenté que íbamos a ir justos, y nos dijo que no nos preocupásemos, que si el retraso era pequeño, el siguiente vuelo nos esperaría (ja!).
Total, que finalmente nos embarcaron cuando el retraso era menor de dos horas, pero nos tuvieron en el avión otra media hora. La parada técnica en Roma era una escala para coger viajeros. Aquí viví la surrealista situación en que la azafata, de malos modos, me obligó a desabrocharme el cinto mientras estábamos parados. Como si estuviera prohibido tenerlo abrochado. El mundo al revés. Azafatas yo no he visto más bordes en la vida. Aquí acumulamos otra media hora de retraso, esperando a dos pasajeros que no se presentaron.
En resumen, que perdimos el enlace a Johannesburgo, por veinte minutos. Eso de que esperan, mentira. Total, que nos dirigimos al mostrador para reclamar. Les dije que yo quería volar a Nelspruit y me contestan que ok, que los mismos vuelos que he perdido hoy, los cojo mañana, y que me ponen un hotel. Pero a otras personas que venían en el vuelo, también con destino a Johannesburgo les reubican en el acto. Coño, si me mandan a Johannesburgo, yo también, que ya me buscaré yo allí la vida para llegar a Nelspruit, con coche de alquiler o como sea… Así que le digo al tío de los billetes que me los cambie. Pero es que antes me has dicho que a Nelspruit. Ya, pero ahora te digo otra cosa. Hasta en tres ocasiones les pedí que me dieran un formulario de reclamación sin que me hicieran el menor caso, y al final tuve que salir corriendo, porque perdíamos el vuelo. Pregunté qué pasaría con nuestro equipaje, porque la salida era inminente, y me contesta que del equipaje no me preocupe (ja!). Fue entrar nosotros en control de equipaje y cerrar la puerta. Nos recolocaron en un vuelo a Dar es Salaam, donde estuvimos un par de horas, y donde ya nos dimos cuenta que el equipaje no volaba con nosotros. Un trabajador del aeropuerto nos pidió que le acompañásemos para identificar nuestras maletas, para hacer el transfer, y vimos que no estaban. Ya de Dar, a Johannesburgo, donde fuimos directamente a poner la reclamación por el equipaje. Me dijeron que la maleta me la mandaban donde yo fuera a estar, pero sería Maputo, y no me quería arriesgar a que en la frontera se distrajeran, así que decidimos quedarnos a dormir allí y recogerlas en mano directamente al día siguiente. Con el wifi busqué un hotel, el Europrime Hotel, con servicio de transporte gratuito y después de comprar útiles básicos de subsistencia, nos fuimos al merecido descanso.
Al día siguiente, a primera hora, nos acercamos al mostrador de Ethiopian, que el día anterior estaba cerrado, les explicamos el tema (una hora explicando el tema), conseguí que me dieran el vuelo a Nelspruit, pero no me daban los billetes en ese momento. Me dijeron que esperaban a que tuviera yo las maletas, no fuera a ser, que por el motivo que fuese, no llegasen y me dieran los billetes pa na, pero que en el momento que las tuviera, lo dejaban todo preparado y solamente era imprimirlo. Pues bueno, después de estar zascandileando por el aeropuerto, mirando dónde había que ir a recoger los equipajes, se hace la hora de ir a por ellos. El encargado no estaba muy por la labor de ir pronto, por no estar esperando sin hacer nada. Prefería estar sin hacer nada en su despacho. Y aquí ya tuvimos un poco de suerte. De las siete personas a las que recolocaron en nuestro vuelo y que perdieron el equipaje, solamente llegaron tres, el de Adela, el de otra persona y el mío. Corriendo, porque de nuevo no andábamos bien de tiempo, vamos al mostrador a por los billetes. Nos quedaba media hora para que cerrasen la facturación a Nelspruit. La chica empieza a teclear, a teclear, a teclear, y yo pensando, qué cojones está haciendo, que encima tenemos que cambiar de terminal. A los veinte minutos me dice, toma, el billete, y yo, pues venga, gracias. Ah, no, espera, que solamente es uno, ahora tengo que hacer el otro. Aquí ya monté en cólera. Yo creo que se debió enterar toda la terminal. No se enfade, señor, que no gana usted nada. Que no me enfade!! … y estallé. No voy a repetir todo lo que dije.
Este es el motivo por el que nunca más volveré a volar con Ethiopian. No por los problemas, que cualquiera puede tener, retrasos, pérdidas de equipaje, sino por la gestión que se hace para resolver estos problemas, y sobre todo, por las continuas mentiras y el mal trato, tanto por parte de las azafatas como por parte del personal de tierra.
Finalmente corriendo, arrastrando las maletas, llegamos a facturación un minuto después de que cerrasen, pero las chicas, viendo la cara descompuesta que llevaba, nos dejaron facturar.
De este modo llegamos a Nelspruit 24 horas más tarde de lo previsto. 




El día anterior desde el mostrador de Hertz de Johannesburgo les pedí que avisaran al del Nelspruit que íbamos a llegar un día más tarde. Así que allí estaba nuestro coche esperando. Marchamos directos a cruzar la frontera, donde, tal y como yo temía, me timaron. Pero claro, era de noche cerrada, tarde, y yo no tenía fuerzas ni ganas de discutir. Así que unos “amigos” me cobraron 365 Rand por gastos de importación de vehículo, que no hay que pagar… Son unos 28€ al cambio, tampoco es mucha la pérdida, pero me engañaron. Eso sí, me gestionaron los trámites rapidísimo.
Y ya después de todas estas peripecias llegamos a Maputo, todo el viaje conduciendo de noche. Agotados decidimos quedarnos a descansar para coger el día siguiente con plenas fuerzas. Resumiendo, tampoco fue tanta la pérdida, una noche de hotel que me tocó pagar a mayores y un día que no estuvimos en Maputo, y que luego tampoco echamos tanto de menos. Lo peor fueron el estrés y los nervios.

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