30 diciembre 2011

26-07-2010 Llegada al D.F.

(Sí, ya sé que no es información actualizada, pero más vale tarde que nunca)


Después de muchas vicisitudes con los billetes de avión (primero los compramos con escala, nos lo anularon, luego entrábamos por Cancún y salíamos por el DF, y también nos lo anularon, hasta que finalmente conseguimos lo que queríamos) por fin llegamos a México DF.
No sé por qué pero casi siempre nos ha cuadrado así: tenemos que salir de casa de madrugada, casi sin dormir, para llegar a Madrid al aeropuerto con tiempo suficiente, lo que hace que cuando lleguemos a destino no hayamos pegado ojo prácticamente en 24 horas. Si a eso le añadimos la paliza del viaje, nos encontramos con que estamos muertecitos…
Total, que una vez pasados los trámites de aduana sin mayor problema, nos dispusimos a adentrarnos en la vorágine de la ciudad. La primera impresión del metro fue bastante desagradable: ruido, calor, paliza del viaje, gente pidiendo, gente vendiendo, preocupados por todas las historias de inseguridad que habíamos oído…
La verdad es que solamente fue la primera impresión, sin duda influenciados por el cansancio. El resto de los días que cogimos el metro (todos), sin duda ya acostumbrados a los vendedores, es como cualquier metro de otro sitio… Al final guardamos el recuerdo del metro con cariño.
El llegar al hotel (Hotel del Principado) también se nos hizo cuesta arriba. Las distancias, cargados con maletas, se alargan el doble, y con el cansancio ni te digo. Así que cuando llegamos al hotel, nos quedamos directamente ahí, ya que era de noche, en un sitio desconocido, y decidimos esperar al día siguiente a recorrer los alrededores.
Hay que decir que en el hotel se portaron estupendamente con nosotros, nos dieron indicaciones para todo, nos facilitaron el funcionamiento de la caja fuerte para dejar el dinero y pasaportes… Total, un 10 al trato del personal.

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