Según preparaba el viaje vi que había la opción de ir en autobús directo desde Yunomine Onsen hasta Koya San. Pero cuando salieron los horarios de la temporada habían cambiado: tenía bus directo todos los días excepto los martes. Y sí, hoy era martes. Así que en lugar de tardar tres horas y media sin transbordos, tardé cinco horas y media haciendo transbordo en Gojo y en Hashimoto.
Desayuné a las seis y media,
mientras todos dormían, ya que a las siete pasaba el bus. Y bueno, poco más que
añadir de la mañana, en la que fui enlazando buses, trenes, cremalleras y de
nuevo bus.
Como es típico en Koya me alojaba
en un templo, el único que encontré a un precio asequible. Al llegar no tenían
la habitación todavía disponible, así que me fui a dar una primera vuelta por
el pueblo y a comer.
Después ya sí que pude entrar a echarme una siesta. La primera en muchos días. Anduve matando la tarde un rato en la habitación, bastante grande para lo que me esperaba, pero era la tercera noche seguida que dormiría en futón en el suelo. Teníamos la cena incluida bastante pronto, por lo que no tuve margen para hacer nada.
Al terminar de cenar estuve dudando de si acercarme o no al cementerio, porque estaba lloviendo bastante, pero finalmente vencí la pereza y me acerqué. No quise hacer la visita guiada. Me gustó mucho la sensación de estar totalmente solo, en la parte superior, frente la tumba de Kobo Daishi.
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