17 junio 2024

27-04-2024. Últimas visitas en Pekín.

 

El último día del viaje había llegado, y como siempre había que aprovechar hasta el final. Bien temprano me dirigí a la plaza de Tiananmen. Al llegar allí el dispositivo de seguridad montado es espectacular, al contrario de el sistema de señalización, solamente en chino. Estuve diez minutos en una cola hasta que alguien me dijo que esa era solo para ir a la plaza, que si quería entrar en la Ciudad Prohibida tenía que ir a otro sitio. En la nueva cola miraban a los chinos con lupa. A los tres occidentales que éramos nos dijeron que pasáramos directamente. Nos pidieron el pasaporte pero ni lo comprobaron ni nada.




Estuve un rato dando una vuelta a la plaza, perdido en esa inmensidad, hasta que ya me acerqué a la Ciudad Prohibida, atravesando un paso subterráneo. Allí cogí una audioguía que no me sirvió para mucho. Yo estaba extrañado, porque había atravesado ya tres patios y todavía no me había pedido la entrada. Y es que realmente no había llegado a entrar. Aquello es inmenso.









Fue deambulando por los distintos patios hasta llegar a la salida norte. Salí con sensación de estar desubicado, de las dimensiones de todo. Como si estuviera fuera de lugar.









Al salir me dirigí a la popularmente llamada colina del carbón (Parque Jingshan), desde donde se ven las vistas de la Ciudad Prohibida.




Una vez sacadas las fotos de rigor fui al parque BeiHai, que está justo al lado. Era cerca de la una. Este parque me gustó mucho y lo estuve recorriendo un buen rato.















Desde aquí me acerqué al templo de los Lamas, ya en metro. Me sorprendió un montón el fervor que mostraban en este templo, que yo pensaba que era más pequeño, pero es relativamente extenso.






Y ya, por último, el templo del Cielo.







No pensaba que me fuera a dar tiempo a ver tantas cosas, y algunas las vi un poco a la carrera, pero bueno, cada uno tiene su ritmo y su manera de hacer las visitas, y en esta ocasión preferí ver un poco más, aunque no profundizara tanto. Incluso me di un pequeño paseo por la famosa calle Qianmen.




Ahora sí, esto se había acabado. Después de descansar un par de horas en el hotel, coincidí con una pareja en la entrada del hotel, que por la pinta parecían españoles, que tenían las maletas recién embaladas, y les pregunté que si iban al aeropuerto y les importaba compartir transporte. Ellos, muy majos, no solo aceptaron, sino que me invitaron.

16 junio 2024

26-04-2024. Visita a la Gran Muralla y al Palacio de Verano.

 

Día ambicioso en cuanto a visitas, por lo que tenía que madrugar. Lo bueno es que al ser una hora menos que en Japón, no costaba tanto levantarse.

A las seis y cuarto ya estaba cogiendo el famoso autobús 916 express en la estación de Dongzhimen, que salió al poco de subirme. Al llegar a la parada Huairou Beidajie, en poco más de una hora, me bajé, para enlazar al otro lado de la carretera con el autobús H36, que también pasó en muy poco tiempo. Llegué a la entrada sobre las ocho y media, y ya había gente, aunque no demasiada. Desde aquí se van siguiendo las señales, te montan en un autobús y te dejan en la base de la muralla. Las opciones para subir son andando, en telesilla o en telecabina. Yo tenía la entrada, comprada por internet, para subir en telecabina.




Te deja en la torre 15, y de allí me fui hacia la izquierda, subiendo hacia la zona más alta, para luego bajar. Estuve un poco agobiado al principio, queriendo correr lo máximo posible para aprovechar que a esas horas no había casi nadie.

La última parte la gente ya no la subía, hasta la última torre, porque la pendiente era bastante fuerte. Yo tuve que ir haciendo paradas continuas, pero llegué hasta arriba. La visibilidad no era la mejor, no sé si por nubes o por contaminación.







A la vuelta ya empezaba a haber bastante más gente, sobre todo un colegio entero de niños de todas las edades corriendo y gritando. La tranquilidad se había esfumado. Al llegar a la torre 6, donde llega el telesilla y está el tobogán de bajada, seguí andando un poco más, aunque estaba reventado. Hasta la torre 4. Luego me volví para bajar en tobogán. La entrada para bajar la compré allí mismo. No tuve mucha suerte en el tobogán, porque los que iban delante de mí eran súper prudentes, y aunque dejé espacio al principio, enseguida les pillé, y fui bajando casi parado.




Con la entrada a la Gran Muralla comprada por internet, te venía que te daban una postal de regalo. A la llegada me dijeron que no tenían. Lo volví a intentar a la vuelta. Como había madrugado, a la vuelta era bastante pronto todavía, estaba llegado casi todo el mundo, y a la chica que pregunté me dijo, after, after, intentado quitarme del medio, como diciendo que a la vuelta… Entonces le enseñé las fotos que me había hecho arriba con el móvil diciendo, no, no, que yo ya vuelvo… Se echó a reír y al final me acabó dando la postal.

Como a la ida se me había dado bien el tema del bus, decidí volver de la misma manera. Según salía del parking un hombre me ofreció un taxi, pero le dije que no me interesaba. Bueno, pues estuve una hora esperando hasta que llegó el bus. Y con la cantidad de cosas que quería hacer… ay, si hubiera cogido el taxi…

El recorrido de vuelta se hizo igual que el de día. En la parada de Huairou Beidajie cambio al 916 express, y luego en Dongzhimen ya engancho con el metro.


Como digo en el título el plan era ir a ver el Palacio de Verano, y aunque andaba un poco justo de tiempo no quise dejar pasar la oportunidad de pasarme. Acabé llegando a algo más tarde de las cuatro, y estuve hasta las seis y media. Un par de horas que fueron suficientes, porque ya estaba bastante cansado. Me alegré de haber ido. 



















Como no aprendo, esta iba a ser mi última noche en el hotel, ya que el vuelo salía al día siguiente por la noche. Pero al llegar tan cansado intenté reservar una noche más, para descansar un par de horas a la vuelta de las visitas, hasta que se me hiciera la hora de llegar al aeropuerto. En recepción me dijeron que no había plazas, pero conseguí reservar a través de internet, más caro que lo que me habían costado las dos noches anteriores juntas. Acabé cenando otra minihamburguesa en el McDonalds.