El tema de este día fueron los pájaros. Como el día anterior nos habíamos
acostado tarde (a las diez y media)
tampoco madrugamos mucho.
El plan, como dije, era recorrer la parte
norte de Lower Sabie e irnos acercando a Skukuza. Nada más salir, un
bonito buitre, y un poco más adelante, una avutarda de Kory, la única
que vimos.
Y justo después un momento de estos que te fastidian. Un coche parado en la carretera, nos dice, hace dos minutos que ha pasado una manada de más de 200 búfalos, os lo habéis perdido por muy poquito. Vimos los últimos ejemplares de la manada, alejándose en la espesura. Búfalos no había visto hasta ahora, solamente un par de ellos al otro lado del río, bastante lejos, pero esos casi no contaban.
Y justo después un momento de estos que te fastidian. Un coche parado en la carretera, nos dice, hace dos minutos que ha pasado una manada de más de 200 búfalos, os lo habéis perdido por muy poquito. Vimos los últimos ejemplares de la manada, alejándose en la espesura. Búfalos no había visto hasta ahora, solamente un par de ellos al otro lado del río, bastante lejos, pero esos casi no contaban.
Seguimos viendo un grupo de varias jirafas, por supuesto rinos, y especialmente abundantes las carracas
de pecho lila.
Así fuimos subiendo tranquilamente hasta Orpen Dam, donde contamos hasta once cocodrilos. También había un par de garzas, y una familia de elefantes al otro lado del río.
En
estas estábamos cuando en un camino de tierra creemos ver a lo lejos
unos búfalos acercándose. Más o
menos calculamos por donde piensan cruzar, les dejamos sitio y a
esperar. Y efectivamente, yo no sé cómo sería la manada de por la
mañana, pero esta fue espectacular, nosotros solos, cerca de media hora
parados viendo cómo se movían. Una gozada.
Ya he dicho que era el día de los pájaros. Lo siguiente fue otro águila y un bonito ejemplar de kudu según
nos acercábamos a la zona de Tshokwane, donde hicimos una breve parada técnica.
Desde aquí ya nos fuimos encaminando hacia Skukuza. Vimos waterbacks, varios ground hornbill (esta vez de
cerca) y otro par de ejemplares de águila. Adela ya se había hecho una experta para localizarles.
Al
igual que otros días de atrás nos acercamos relativamente pronto para
hacer el check-in. Así dejábamos
los deberes hechos para aprovechar hasta última hora. Y verdaderamente
que fue hasta última hora. Al salir, al igual que hace dos años, vimos
el radar, y a la policía multando coches. Cuando el sol ya caía, después
de haber estado un buen rato sin ver nada,
en un cruce sobre un río seco, vemos los típicos varios coches, iban
siguiendo a un par de cachorros de león. Estaban un poco asustadillos.
Cruzaron la carretera por detrás de nosotros, y cuando pensamos que ya
los habíamos perdido, en el cauce seco se juntaron
con varios de sus hermanos. Como era un paso estrecho no cabíamos
muchos coches, y como además era a última hora, estábamos casi solos… Al
poco rato aparecieron otros tres hermanos mayores. Estaban un poco
lejos, pero nos daba igual, era una gozada verles
jugar.
El
tiempo corría en nuestra contra, no teníamos apenas tiempo, así que con
pena, salimos hacia el campamento.
Fuimos los primeros en movernos, así que como a cien metros del cauce
estaba la leona madre tumbada tranquilamente en el suelo. Al vernos a
nosotros se puso en marcha y fue caminando paralela a la carretera.
Gracias a ello pudimos ver cómo venía su compañera
de caza, con un pequeño impala recién matado. Fue un breve momento,
pero nos encantó. Qué suerte, tres días, y los tres días con leones.
Ya íbamos justísimos de tiempo, así que no nos quedó más remedio que pisar el acelerador, al límite de la
infracción, y así llegamos cuando quedaban cuatro minutos para que cerrasen la puerta.
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