Luego
estuvimos hora y media en superficie, yendo al segundo punto de buceo, un poco
al trantran, y me mareé un pelín, pero al meterme en el agua se me pasó por
completo. Al contrario que la primera, esta vez me gustó más la del día
anterior.
Mientras,
Adela había aprovechado para hacer las compras en el mercado local, una
cazadora chulísima y varias cosas más.
De
vuelta en el centro aproveché para ducharme, porque ya habíamos tenido que
dejar la habitación del hotel, hacer cuentas y luego ya a recoger maletas.
Quise comer antes de salir, para ir con los deberes hechos, y comí unos
calamares que estaban buenísimos.
El
viaje a Xai Xai nos llevó cinco horas, llegamos a las ocho de la tarde, del
tirón, y después de dejar las maletas en el hotel nos fuimos directamente a
conocer a Alexia, la presidenta de la Fundación Khanimambo, una ong con quien
colaboramos desde hace casi dos años, quien nos estuvo explicando su historia y
la de la Fundación. Quedamos con ella en vernos al día siguiente en las
instalaciones, para conocer más de cerca el trabajo que hacen. Pero esta
historia ya pertenece a otro día.
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