Se
nos acababa el tiempo. Teníamos que salir del Kruger por Malelane a las
once y media para llegar a Nelspruit
a coger el avión. Pero el día empezó igual que acabó el anterior, muy
bien. Nada más salir del campamento, a unos 500 m cuatro wild dogs
venían por la carretera hacia nosotros. El tercero se empezó a frotar
contra la parte trasera de nuestro coche, y a pesar
de ser un animal no demasiado grande metía unos meneos que no veas.
Seguimos camino en dirección a Berg en dal, que esa zona no la habíamos recorrido, viendo los clásicos del
viaje, jirafas, rinos…
Pero
para completar a los big five todavía nos quedaba de ver el esquivo
leopardo. Creéis que lo conseguimos?
Efectivamente, cuando quedaban un par de horas para la salida, en una
carretera paralela a un río, un coche nos para y nos dice, un poco más
adelante hay un leopardo con una cría con una gacela en un árbol. En mi
imaginación ya estaba viendo la escena, a la
orilla de la carretera, bien cerquita. Bueno, cuando por fin los vimos
estaban al otro lado del río, un poquito lejos, pero con los prismáticos
se les veía perfectamente. Y no había una cría, sino dos.
Estuvimos unos veinte minutos tranquilamente. Si esto va a ser lo último que veamos, hay que hacerlo bien.
Y ya está. Cuando quisimos darnos cuenta el viaje había terminado. Nos quedaba llegar al aeropuerto. Devolvimos el segundo coche con 850 km entre Blyde River Canyon y el Kruger, en cuatro días. Afortunadamente en el viaje de vuelta, esta vez con Emirates, no tuvimos ningún percance. Estábamos deseando llegar a casa para ya empezar a recordar los buenos momentos vividos.