El día comienza exactamente igual
que el anterior, primera inmersión en el Liberty. El tiempo está peor y hay
unas olas relativamente grandes. Con la ayuda del guía entro en el agua.
Hoy la novedad es que Adela se va
a ir de excursión con un guía de habla castellana que hemos cogido desde casa.
No la voy a tener a la pobre aburrida mientras yo buceo y me lo paso pipa. Así
que después del desayuno Adela se marcha con Made, tengo que decir que sobre
todo a hacer compras… Y es que ya estuvimos en Bali hace cuatro años y los
principales sitios ya los hemos visitado. Como ella se va fuera, le paso la
tarjeta de datos, ya que a mí no me va a hacer falta, que no me voy a mover del
hotel y tengo la wifi… Yo sigo a lo mío, a las diez segunda inmersión en Drop
Off, que es un sitio más protegido para las olas. Aun así un golpe de mar me
quita el neopreno de protección del angular, y me quedo sin él… Después de la
inmersión lo busco, pero sin éxito.
A las doce y media repetimos en Drop Off, que es casi el único sitio donde se puede ir, por las olas que hay, pero en lugar de pegarnos a la pared nos quedamos más en el fondo de arena.
La cuarta del día será la última. El mar no está como para hacer excesos, así que esta vez la nocturna la perdonamos. Lo malo es que me hago un lío con las baterías de la cámara y pongo la que está descargada, así que me quedo sin fotos de esta inmersión. Cuando llega Adela, a las seis de la tarde, me cuenta las novedades del día, qué tal con el guía, y nos acercamos a reservar un masaje para esta misma tarde. La pena es que está todo ocupado, así que para que no nos vuelva a pasar lo mismo, reservamos directamente para los dos días siguientes. Y es que por ocho euros la hora, para qué nos vamos a resistir… Ya solamente nos queda cenar y dormir…
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