El día que más tarde nos
levantamos de todas las vacaciones. Hasta las nueve no nos pasaba nuestro nuevo
conductor a buscar por el hotel. Nos sumergimos de nuevo en el caótico tráfico
javanés. Después de hora y de media de trayecto, y tras un par de vueltas y
revueltas, que nuestro conductor no se sabía bien el camino, acabamos en el
Kraton de Surakarta. Nos dijeron que era un poco peor y más pequeño que el de
Yogyakarta, pero nos sirvió. Aquí es obligatorio ir con guía, y luego le tienes
que dar la voluntad. A nosotros nos tocó un chico bastante simpático que nos
fue explicando bastantes cosas. La verdad es que el sitio no está mal, pero es
totalmente prescindible. Es una visita de relleno. Lo que más nos gustó fue un
colmillo de elefante tallado, impresionante, que según nos dijo el guía el
artesano había tardado 20 años en terminarlo. Yo quería haber ido primero a los
templos para evitar las posibles aglomeraciones, pero en la agencia me
explicaron que si íbamos a los templos luego no quedaba tiempo para ir a ver el
palacio, que cierra a las tres.
Sin más volvimos a Surakarta, ya
que esa noche dormíamos allí, en el Loji hotel, muy cerquita de la estación y a
buen precio, pero en recepción no se enteraban de nada, con un inglés más que
justo. Tras dejar los bártulos en la habitación nos fuimos a toda carrera a
buscar unas tiendas de telas, para que Adela pudiera comprar a placer. Según
nos íbamos acercando al barrio de las telas casi todas las tiendas estaban
cerrando o cerradas, pero casi la última de la acera estaba abierta, y ahí
pasamos un buen rato, impresionante la variedad que tenían, para volverse loco.
Y después de comprar varias cosas a buen precio, volvimos al hotel. Casi nos estábamos quedando sin dinero, así que preguntamos por un sitio que dieran buen cambio. Y nos mandaron a un centro comercial, el Solo Paragon Mall, donde nos dieron el mejor cambio de todo el viaje. Es un centro comercial de estilo europeo (o americano, no sé distinguir muy bien), con su burguer King, su tienda de Adidas... Cogí un Grab para ir y otro para volver por un euro cada uno. Como ya no nos apetecía salir otra vez a cenar, acabamos en el restaurante del hotel. Vaya parsimonia.
Y después de comprar varias cosas a buen precio, volvimos al hotel. Casi nos estábamos quedando sin dinero, así que preguntamos por un sitio que dieran buen cambio. Y nos mandaron a un centro comercial, el Solo Paragon Mall, donde nos dieron el mejor cambio de todo el viaje. Es un centro comercial de estilo europeo (o americano, no sé distinguir muy bien), con su burguer King, su tienda de Adidas... Cogí un Grab para ir y otro para volver por un euro cada uno. Como ya no nos apetecía salir otra vez a cenar, acabamos en el restaurante del hotel. Vaya parsimonia.
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