Este
día, según nuestro plan de viaje, íbamos a Geghard y Garni, pero según salíamos
en el coche del hotel nos dijo Mary que el día se nos iba a quedar un poco
cojo, que la excursión no llevaba más de cuatro horas, que a la una estaríamos
de vuelta en el hotel y que nos iba a quedar demasiado tiempo libre. Y que lo
mismo nos iba a pasar el viernes con Echmiadzin y Zvartnorts. Así que juntamos
los dos días en uno y hablamos con la agencia por teléfono para reservar otra
excursión para el viernes, que había quedado desocupado.
Total, que en una hora hemos llegado a Geghard. Es un complejo monástico
en el que parte de sus iglesias están excavadas en la roca, lo cual debía
servir en su momento para esconderse cuando llegaban los malos de turno. Las
vistas de las montañas desde aquí son bonitas.
Visitamos primero la parte inferior, con una nave principal construida y
luego otra parte excavada. Luego subimos a otra nave, totalmente excavada en la
roca, y que tiene una acústica muy buena. Nuestra guía cuenta que cuando hay
algún grupo grande, se manda a alguien que cante. Como nosotros somos solo dos,
no se ha mandado a nadie. Así que bajamos de nuevo para seguir viendo el
complejo.
Pero
en este momento llega un grupo de alemanes, u holandeses, de por ahí, bastante
numeroso. Así que nuestra guía habla con el guía del grupo y efectivamente, hay
cuatro personas preparadas para cantar. Tardan cinco minutos, nos dicen. Y en
este rato, para variar, empiezan a caer cuatro gotas. No demasiado, pero sí
suficiente para no quitarte la humedad de encima. Una vez dentro de la Iglesia, oyendo cantar, se
pasa el tiempo como si nada. Estamos en la gloria, suena divinamente. Pero
tenemos que seguir ruta, así que tras tres canciones nos ponemos en marcha en
busca del siguiente destino, el templo de Garni.
Me hace gracia porque muchas veces, cuando se refieren a él, hablan del
templo pagano… Bueno, según el punto de vista, no? Está totalmente reconstruido
por los rusos tras un terremoto que le dejó derrumbado. Es lo que se ve en las
fotos. No hay más. El entorno también es muy bonito.
En el recinto, además, hay restos de unas termas romanas. Mary ha pedido
la llave en la tienda de souvenirs nada más entrar. Los restos están bastante
deteriorados, pero bueno. Digamos que tendrá su valor histórico y testimonial,
pero que su valor estético es escaso.
Tras
esto, aunque era un poco pronto, paramos a comer allí mismo, en Garni, en el
patio de una casa, unas brochetas que estaban muy ricas. El entorno era muy
agradable, pero estuvo lloviendo a todo meter y al final la humedad lo estropeó
un poco. Como he dicho este día seguimos de excursiones, y para ello tuvimos
que atravesar Yerevan. Había bastante tráfico, pero era fluido, y en seguida
enfilamos rumbo a Echmiadzin.
Nuestra
primera parada la hicimos en la iglesia de santa Hripsime, una mártir del siglo
IV, ligada, por supuesto a Gregorio el Iluminador. Todo en Armenia está ligado
a Gregorio el Iluminador, el que llevó el cristianismo al país, una de sus
señas de identidad y que les permite diferenciarse de los países del entorno
(Irán, Turquía y Azerbaiyán, musulmanes). Pues resulta que esta monja fue
elegida por el emperador Diocleciano para que fuera su esposa, pero ella se
negó, así que junto con otras monjas escapó y llegó a Armenia. Aquí el rey
Tiridades (o Tiridates) se enamoró de ella, y tuvo que volver a escapar, pero
la encontraron y la mataron.
Desde
aquí marchamos a la iglesia de otra monja martirizada, santa Gayane, que era la
jefa de la anterior, y que está cerquita. Según llegamos empieza a llover de nuevo,
así que corremos a refugiarnos en el pórtico de la iglesia. A la salida
queremos intuir la silueta del monte Ararat, otro de los símbolos nacionales,
pero las nubes nos lo impiden.
Estas
dos iglesias están ubicadas en las afueras de Echmiadzin, pero ya nos dirigimos
al centro, a ver la
Iglesia Madre Catedral, sede de la Iglesia Armenia
(lo que para nosotros sería Roma). Hasta hace pocos años el Catholicos vivía
allí, pero ahora vive en Yerevan. Es un recinto grande y bien montado. Pillamos
a la Catedral
en plena restauración, pero qué se le va a hacer. También tiene seminario, uno
de los cuatro que hay en Armenia, y vienen a estudiar sacerdotes de toda la
diáspora.
Y ya
nuestra última parada del día, Zvartnorts, el pueblo donde está el aeropuerto.
Aquí hay que visitar las ruinas de una catedral, destruida por un terremoto. El
conjunto de lo que permanece en pie es bastante bonito, así que la catedral
construida tuvo que ser impresionante.
Es de forma circular, y en el pequeño museo que hay en el recinto
muestran una maqueta de su forma original.
Después
de esto volvemos a Yerevan. Pero, ¿creéis que ha sido nuestra última visita del
día? No! porque cerca de nuestro hotel se encuentra la mezquita azul de
Yerevan, así que salimos a dar un paseo en su búsqueda. A las horas que
llegamos se encontraba cerrada, y solamente pudimos acceder al patio, pero nos
hubiera dado lo mismo, porque al día siguiente nos dijo Mary que solamente
pueden entrar los musulmanes. No obstante nos dio la impresión de que no nos perdimos
nada, en comparación con las que vimos el año anterior en Irán.
No
me había olvidado yo de la Iglesia
de San Zoravor, que no había encontrado el otro día, así que fue en su búsqueda
y esta vez sí que cayó. Pero estaba a estas alturas del día un poco saturado de
tanta iglesia, y no me dijo mucho.
Para
terminar el día cenamos en una de las varias sucursales de Tashir Pizza que
hemos visto en la ciudad, buena calidad, buena cantidad y buen precio. Y por supuesto, antes de volver al hotel, hicimos la
tradicional parada en las fuentes de la plaza de la República, que como el
espectáculo dura dos horas, siempre pillábamos alguna parte que no habíamos
visto.
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