Todo viaje llega a su fin y el
del nuestro ya estaba cerca. Esta misma noche cogíamos el vuelo de vuelta. Pero
todavía nos quedaba un día entero por disfrutar en Bangkok. Nos tomamos las
cosas con toda la calma del mundo, comparado con los dos días anteriores, tanto
es así que salíamos por la puerta a las nueve menos cinco, justo para llegar a
las nueve cuando abrían la oficina de cambio de Super Rich, para tener algo de
margen para pasar el día. Desde aquí repetimos la jugaba del primer día, BTS
hasta el río y desde allí barco con bandera naranja. Pero esta vez subimos
hasta más arriba del palacio real, que cuando pasó esa parada éramos los únicos
occidentales que quedaban en el barco.
Nuestro destino final era el palacio
Dusit y la mansión Vimanmek. Según íbamos llegando, en la explanada previa
vimos decenas de autocares, lo que no presagiaba nada bueno. Según estoy
escribiendo esto me acabo de dar cuenta de que realmente no llegamos a la
mansión. Por un error mío en el mapa tomé el salón del trono de Ananta Samakom
como la mansión. Ya decía yo que no me llamaba para nada la atención. Además
esto sí estaba infestado de hordas bárbaras, mogollón de turistas que en
manadas se hacían su foto con el palo selfie y se iban, sin dejarte disfrutar
de un momento de tranquilidad. Yo no me quejo de que haya mucho turismo en los
sitios que visito, ni pretendo ser el único que vea las cosas, pero un
comportamiento educado por los turistas, sin vocear, meterse en la foto que
llevas intentando hacer diez minutos, empujar, darte con el palito o con el
paraguas, no estaría de más. Por todo esto, y porque había que hacer dos colas,
una para dejar todo (mochila y cámara) y otra para entrar en el edificio,
pasamos de entrar. Salimos a la plaza llena de autocares y cogimos un taxi.
Nuestro destino era el Wat Intharawihan, donde se encuentra la estatua de Buda gigante de 32 metros de altura. Aquí sí que estábamos prácticamente solos, se nota que está fuera de los circuitos más turísticos. Nos dio la impresión de ser un templo como de barrio, lo que le daba un saborcillo especial.
Nuestro destino era el Wat Intharawihan, donde se encuentra la estatua de Buda gigante de 32 metros de altura. Aquí sí que estábamos prácticamente solos, se nota que está fuera de los circuitos más turísticos. Nos dio la impresión de ser un templo como de barrio, lo que le daba un saborcillo especial.
Desde aquí cogimos un tuk tuk al Wat
Bowonniwet Wihan. El conductor empeñado en hacernos un circuito, y nosotros que
no, que solo queríamos que nos llevara ahí. Y él, por poco más os llevo luego a
un mercado que precisamente hoy están de rebajas, de hasta un 70%, y nosotros, que
no, que no hace falta. Y él, bueno, os espero en la puerta y luego seguimos
hablando. Bueno, pues espera donde quieras. El templo nos gustó, sobre todo por
la tranquilidad que se respira nada más cruzas sus puertas. Tiene en su
interior dos estatuas de buda, una detrás más grande que da la impresión que
está protegiendo a la primera. Había bastantes militares o policías rezando y
almorzando, supongo que cerca habría algún cuartel o algo.
El templo este se encuentra muy
cerca andando de Khao San Road, la zona de mochileros. Salimos por una puerta
lateral para evitar al conductor que seguro que nos estaba esperando y en cinco
minutos ya estábamos allí. Se nota que es una zona con muchísima vida en la que
no nos hubiera importado alojarnos. Son casi todo restaurantes, y hay un montón
de puestos callejeros. También me intentaron vender tres o cuatro veces camisas
y trajes a medida, tenían buena pinta, pero yo no uso de eso…
Ya nos iba quedando menos, pero
todavía quedaba, así que cogimos un taxi para ir al Wat Trai Mit, el buda de
oro. Fue doblar la esquina y darnos cuenta de que el taxímetro iba a toda
velocidad, así que le dijimos al conductor, stop, stop! Y nos marchamos sin
más, sin soltar un duro ante el intento de timo. Fue el único, pero no podía
faltar. Los siguientes que tomamos no nos dieron ningún problema. El buda de
oro no es que sea dorado, recubierto de pan de oro, como los otros, sino que
debe ser de oro macizo. Estuvo bien, sin más.
Este templo está justo al lado de
Chinatown, así que completamos la visita recorriendo sus calles. Y la verdad es
que parece que cambias instantáneamente de ciudad, mucho más colorido, los
letreros escritos en chino, los negocios también cambian, establecimientos de
comidas raras… No pudimos pasear por la noche y ver todas las luces y el
ambiente, pero nos sirvió para hacernos una buena idea. Aquí comimos, que
después de llevar toda la mañana de un sitio para otro ya nos había hecho la
hora.
Y desafortunadamente no nos
quedaba mucho más por hacer. Fuimos en taxi hasta el hotel para preparar bien
las maletas, lo que nos llevó un buen rato. Cuando terminamos nos acercamos al
templo hindú de Sri Maha Mariamman, que le teníamos justo al lado del hotel y
lo habíamos dejado para el final. Había una celebración, estaba lleno de gente
con ofrendas, tocando las campanas, la policía regulando el tráfico, los
vendedores fabricando guirnaldas… Mucho ambiente.
Pero nuestro tiempo estaba
llegando a su fin. Nos compramos algo para cenar en el 7 eleven y nos fuimos
hasta el aeropuerto usando el BTS y el airport rail link. Al llegar nos
encontramos con la agradable sorpresa que nos mandaban en bussines…