Otra vez a las
seis arriba. Después de no ver ayer la manta en el sitio donde supuestamente
van a limpiarse, nos hemos quedado pasando la noche en el mismo sitio ya que
por la mañana vamos a repetir la misma inmersión del día anterior, a ver si hay
más suerte… Y vaya si la hay!! A los cinco minutos de entrar en el agua vemos
las primeras. Ha sido alucinante. Lo único es que había un poco demasiada
gente, casi todos japoneses, colocados en el balcón viendo las evoluciones de
las animales. Pero bueno, cuando pasaba por tu lado te centrabas en él y te
olvidabas del resto de gente que había a tu alrededor. He disfrutado mucho
mucho, sin cansarme. Me recordaba mucho al safari. Y hemos estado más de una
hora. Al rato los japoneses se fueron y nos quedamos solos. Y a veces pasaban realmente
cerca. De verdad muy bien.
A la vuelta,
después de esa experiencia tan chula, al segundo desayuno. Pero nos avisan de
que pasemos el equipo ligero al barco grande (gafas, aletas y tubo). Resulta
que vamos a intentar buscar al tiburón ballena, y en cuanto lo encontremos,
saltamos con snorkel a seguirlo. Bien, acabamos el desayuno, me pongo a leer
media hora y es poner la alarma para echarme un ratillo cuando oigo cambiar el
sonido del motor, dando marcha atrás… Aquí está el lío, pienso yo.
Efectivamente, dos segundos después tocan la campana. A salir corriendo a toda
leche para no perder al bicho… Saltamos al lado bueno, y a empezar a pienrelar
como un loco para que no se escape… Menuda paliza nos hemos metido… Cuando ya
estamos agotados nos dicen que rápido al dhoni, que ahora cogemos las botellas
para intentar seguirle. Pero bueno, entre el cansancio acumulado y que íbamos
sin traje se nos escapó enseguida y después de 15 minutos de inmersión
decidimos salir ya del agua. Pero bueno, hemos estado un buen rato con él y por
el momento está siendo un día muy completito.
Ahora a
descansar un rato hasta la hora de comer (pasta, pizza…) y después a descansar
otro rato hasta las 14:30 que vamos a hacer la tercera y última inmersión del
día. Nos han dicho que luego vamos a pasar por una isla, ésta habitada, no como
la de ayer, y aquí supongo que bajaré para ver el mercado local.
Un poco antes
de la hora indicada nos reúnen para la explicación de la última reunión del
día. En esta ocasión vamos a ver un pecio, hundido artificialmente, pero más grande
que el otro que hemos visto. Está bastante bien. Vemos un tiburón de punta
blanca, un pez piedra, un pez rana y muchos peces de colores. Se me escapan
algunos nudibranquios que luego me enseñan los italianos en la cámara y me da
mucha rabia, pero esto es así…
Y rápidamente,
después de la inmersión, nos acercamos a la isla. Allí nos sentamos en el
chiringuito local, probamos algo de comida local, toda picante como demonios,
pero bueno, otra experiencia… Y luego aprovechamos para comprar algo, no en el mercado
local, que no existe como tal, sino que son tiendas individuales. Algo se
compra, no mucho. Los maldivos son más bien pequeños, y no encontré camisetas
de mi talla, de las que me gustaran, claro.
Como a las 7 o
así regresamos al barco y ya la rutina de cenar a las 8, escribir esto,
internet para preguntar por la familia… y a leer un ratito antes de dormir…
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