Después de un rico desayuno a todo trapo, de bacon,
huevos, salchichas… que el simpático dueño de la casa nos sirvió en mandil, nos
pusimos en marcha, tras unos últimos consejos sobre el camino: que la carretera
hacia Montagu estaba en obras, que solamente eran unos pocos kilómetros y que
luego ya estaba bien.
Efectivamente. Lo que el dueño de la casa no nos
contó, y que explica por qué fue imposible encontrar otro alojamiento en la
zona, fue la marcha ciclo turista que tenía cortada la carretera justo en el
cruce a Montagu. Y no era una carrera normal, que pasa el pelotón en diez
minutos y la abren. No sé la cantidad de gente que habría, no exagero si digo que
miles, debían estar todos los equipos aficionados de Sudáfrica. Pasaban juntos,
por equipos, de paseo. Unas simpáticas agentes de tráfico nos dijeron que la
carretera iba a estar cortada más de dos horas y media, así que decidimos ir a
Swellendam, donde en teoría teníamos que haber dormido según el plan inicial.
Aparcamos el coche, dimos un pequeño paseo, hicimos unas compras, y como
habíamos leído en el foro buenas recomendaciones para coger la carretera de
Montagu, desandamos el camino inicial hasta nuestro punto de partida. En
Swellendam, por cierto, estaba la meta de la marcha ciclista, algunas calles
cortadas, y según salíamos vimos a los primeros que estaban llegando.
Después de los 45 km de ida y otros tantos de vuelta
ya habían abierto la carretera, así que por fin cogimos la ruta por Montagu.
Como esto es cuestión de gustos he de decir que no nos gustó especialmente.
Tuvimos que parar varias veces por las obras. Al final, poco antes de llegar a
Barrydale nos desviamos por el camino por el que hubiéramos aparecido si
hubiésemos ido directos de Swellendam a Barrydale, y ese cañón, el cañón del
río Tradou, nos gustó bastante más. Tras recorrer solamente 10 km de ida y
otros tantos de vuelta, por fin llegamos a Barrydale a la hora de comer
(española).
Paramos en un sitio que nos había recomendado el
dueño del hostal, y resultó todo un acierto, el Diesel and Cream, un lugar que
estaba decorado como los sitios de carretera americanos de los años 50 y donde
la comida estuvo bastante bien.
Seguimos ya sin parar hasta el desvío al Swartberg
Pass, donde la carretera se convierte en un camino que presagiaba lo que estaba
por llegar. El Swartberg Pass fue un hito de los primeros exploradores, una
obra única de ingeniería para atravesar la cordillera que se presentaba ante
nuestros ojos como un camino de cabras. Sin poder exceder de los 20 km/h,
sudando las dos veces que nos cruzamos con un coche, ya que quedábamos del lado
del vacío, y dando botes como en el famoso masaje masai de Tanzania, la verdad
es que disfrutamos bastante, tanto de la conducción como de las vistas. Nos
sentimos un poquito partícipes de la gesta de esos primeros exploradores.
Una
vez llegamos a la cumbre, como suele pasar alguna vez en nuestros viajes,
empecé a sudar tinta al llegar el coche a la reserva. Bajamos por el lado
contrario con el culo prieto hasta que llegamos a la población de Prince
Albert. Llegamos a la gasolinera y… estaba cerrada. Además estaba haciéndose de
noche. Paramos al primer matrimonio que vimos por la calle y les preguntamos
por una gasolinera. Nos miraron con cara rara y nos dijeron, pero si de donde
venís hay una…. Yo les miro con cara de no entender nada y les digo, pero si
está cerrada. Ya se relajan viendo nuestra confusión, se ríen y nos dicen, ah,
sí, esa es la vieja, un kilómetro adelante está la nueva.
Hicimos los 111 km. que nos quedaban hasta
Oudtshoorn de noche, también tuvimos que parar porque la carretera estaba en
obras, y finalmente llegamos a destino, bastante tarde, porque nuestro
anfitrión en el Lodge 96, un simpático galés, llevaba una hora viendo jugar al
rugby a Gales contra Sudáfrica, ganando Gales, y llevaba un par (o quizá alguna
más) de cervezas encima y estaba contentillo. Aun así se portó fenomenal con
nosotros, y nos dio un par de vales de descuento para las actividades del día
siguiente, que iban a empezar súper temprano, así que tras picar algo en la
habitación, nos fuimos a descansar del día de carretera.
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