Otro día que empezábamos
madrugando. A las 7:15 teníamos que estar en Tenikwa, un centro de recuperación
de animales, a 55 km de Knysna. Teníamos reservada la actividad con los
guepardos. Para mí, sin duda, fue el momento del viaje. Tras un vídeo de
seguridad de un par de minutos, haces un paseo con ellos, que están a su bola,
durante hora y media. Nosotros éramos tres, Adela, otra señora y yo, y
estuvimos a placer.
Después de un café comenzamos la
segunda parte de la actividad, que en nuestro caso fue visitar los recintos del
resto de felinos que tienen en el centro: leopardos, leones, caracales,
servales… todo fenomenal. Hay animales que permiten ser reintroducidos en la
naturaleza y otros que no, y estos los tienen en los recintos.
Tras cuatro horas encantados no
nos queda otra que seguir camino hasta la siguiente actividad, Birds of Eden,
muy cerquita de Tenikwa. Es un área enorme, cubierta por una red, donde hay una
variedad de pájaros increíbles. Hay un recorrido marcado, con distintos
comederos, donde acuden los animales, que deben estar casi acostumbrados y no
se asustan demasiado. La visita en teoría era de ¾ de hora, pero estuvimos más
de hora y media. Nos gustó muchísimo. Acabamos comiendo en el pequeño
restaurante que tienen dentro.
Al acabar, y para demostrarme a
mí mismo que no estaba mayor, y que lo del día anterior había sido una pájara
pasajera, deshicimos camino andado hasta Robberg Nature Reserve. No tenía yo
ganas de dejar otro lugar sin ver. Estuvo bien, hicimos la ruta sencilla, unos
dos kilómetros, y tuvimos la suerte de ver delfines que iban de paso. Nos gustó
el recorrido.
Ya no nos quedaba otra que
seguir hasta el destino final, un poco apurados de tiempo, en las oceanettes de
Tsitsikamma. Nos tocó una de la fila inferior, y allí estuvimos media tarde
hipnotizados, contemplando cómo rompía el mar frente a nosotros. El tiempo era
lluvioso, lo que daba un poco más de encanto al paisaje, según iba
anocheciendo. Acabamos cenando en la habitación (también por no subir los tres
pisos de escaleras andando). Por una vez, al día siguiente no teníamos que
madrugar demasiado.