Este día sí que se cambia la hora, y nosotros vamos a aprovechar lo
poco que nos queda para ver otro de los palacios de los Pahlevi. Menos mal que
vamos pronto, porque luego vemos las colas que se montan por el noruz y son
bastante largas. El palacio, al igual que el del día anterior, es más bien un
conjunto de recintos, construidos en el falda de la montaña al norte de la
ciudad. También se pueden escoger los que vas a ver. Nosotros compramos el de
la residencia principal, el del palacio de recepciones y el museo de los
coches. Igual que ayer, tampoco nos dejan hacer fotos. Alireza siempre se
encara con ellos, diciendo que si nos están preparados no es culpa del turista,
que más gente hay en el British o en el Louvre y allí se las apañan para que la
gente haga fotos. Los pabellones están bastante separados unos de otros, y hay
que subir unas cuestas por el monte, así que tardamos un rato en ir de un lado
a otro. Los palacios son muy similares a los del día anterior. Hubo dos
Pahlevi, y cada uno construyó un complejo. A mí me llama especialmente la
atención el pabellón de los coches, con tres Rolls Royce y cuatro Mercedacos
terribles.
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